Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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39 – Con la mochila al hombro

Hay que viajar ligeros, sin la carga de la pesada muda, con poco dinero, con la sonrisa como única vestimenta; ese ligero y suave movimiento de boca que suele abrir corazones. Caminado o en bicicleta, el medio de transporte no importa. Sin prisa, arribarás al primer poblado, buscando el mercado y los aromas del café recién hecho. Te recibirán los primeros sazones de la sal y la pimienta con los trozos de carne, en ese breve instante, cuando pruebas el primer bocado comulgaras con la tierra en un festín de sabores tan entrañables como el amor. El torrencial ruido de los comensales y vendedores te parecerá una opereta que inundara tu alma y estómago. Sigues tu camino, y sentirás de repente el sublime deseo de bañarte, sacudirte el polvo y remojar el cansancio en el Atlántico. Terminarás el día y conocerás el alojamiento más fantástico del mundo, puede ser el mullido césped o la suave arena, incluso la banca de algún parque, protegido por un techo estrellado, la cual se ensanchara al ritmo de tu respiración. Solo entonces tu chaqueta deshilachada, tus zapatos viejos se adormilaran junto a ti para caer en el dulce y pesado sueño de los vagabundos.

6 Responses

  1. ¿Es tan bonito ser un vagabundo? Para algunos creo que sí, hay gente que lo elige, que no se ha visto obligado; para mí, que hablas de alguien así, que lo disfruta y que no desea otra cosa. Eso creo, eso espero.

  2. J. Ignacio

    Bravo, bravíssimo!!!

    Fantástico homenaje a los verdaderos viajeros, este es el viaje interior a través del viaje exterior, un vagabundeo en sentido pleno: el del buscador, el del ser ansioso de conocimiento e integración, de zambullirse en el entorno y paladearlo sin lastres de ninguna clase.

    Hace tiempo leí que normalmente salimos con ‘mentalidad turista’ creyendo irnos a sitios extraños, sólo para darnos cuenta de que los únicos extraños somos nosotros. Pero si abrimos los ojos y prestamos atención a la realidad, entonces volvemos como viajeros.

    Sobra decir que me ha gustado mucho, pero claro… es que esto lo escribe alguien cuyo primer borrador para este mes se titulaba ‘Soltando amarras’ y era un pequeño homenaje a esos programas de radio (y ocasionalmente de TV) dedicados a viajes y viajeros.

    ‘Soltando amarras’… por no decir algo muy parecido, creo que tú ya me entiendes…

    Mucha suerte!!

  3. Empecé a leer encontrándome con un mochilero y, al terminar, descubrí que era un vagabundo… Hondo me ha calado tu mini, HÉCTOR, más porque me llevó a hacer ese pasaje de lo agradable a lo terrible sin que me diera cuenta… No tengo una interpretación tan romántica ni optimista como los comentarios

  4. … te decía, HÉCTOR, que no tengo una interpretación tan romántica ni tan optimista como los comentarios que me precedieron… será porque aquí en Argentina es invierno y hay mucha gente en situación de calle (la mayoría de los que se ven en el noticiero, me temo que no eligió esa vida) que no la está pasando nada bien con estos fríos…

    En fin, me has dejado pensando.

    Un saludo,
    Mariángeles

  5. El viajero que va con lo justo pero cubierto, el periodista, el excursionista, el peregrino, el trotamundos que aprende todos los oficios, puede muy bien experimentar lo que tú narras, Héctor, pero el vagabundo que ha de procurarse sustento y techo cada noche… yo no se, tampoco yo soy tan optimista como para creerlo, pero, en cualquier caso, tu relato es un canto a la libertad, utópica o no.

    Un saludo.

  6. Calamanda

    Héctor, esa parte romantica, que tam bien cuentas, es un ingrediente en la vida de estas personas, si; seguramente no será suficiente. Suerte y saludos

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