Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

Single Blog Title

This is a single blog caption

CONCURSO «UNA ESCUELA CON 100 AÑOS»

El blog concurso Esta Noche Te Cuento quiere corresponder a la generosidad de la Junta Vecinal de San Vicente del Monte, por cedernos la sala para reunirnos en el pasado ENTCuentro, con la convocatoria de un certamen de relatos. Tomaremos como referencia la foto de la escuela de los años 20 que preside el salón en el que estuvimos y que mostramos en la cabecera de este post.

El objetivo final es la recogida de todos los relatos inspirados por la fotografía y su maquetación en un sencillo pdf que puedan hojear todos los vecinos del pueblo. Además, elegiremos por voto popular 2 relatos que se incluirán en la edición de ENTC 2025.

 

Estas son las bases de nuestro concurso especial:

 

1 – PARTICIPANTES. Solo podrán participar usuarios de la web estanochetecuento.com

2 – Podrá presentarse UN RELATO POR AUTOR.

3 – MODO DE ENVÍO. Solo serán admitidos los relatos que lleguen a los organizadores del concurso a través del FORMULARIO QUE OS ENLAZAMOS AQUÍ. Los relatos aparecerán publicados posteriormente como comentarios en este post por los organizadores con un número de orden y un seudónimo elegido previamente por los autores.

4 – CONDICIONES DEL RELATO.

Las condiciones del relato son las siguientes:

El relato estará INSPIRADO EN LA FOTOGRAFÍA antigua de la escuela de San Vicente del Monte. El escenario no tiene que ser exactamente el de la propia fotografía, sino que puede servir para cualquier historia de su ámbito temporal y geográfico concreto: una escuela de los años 20 en un medio rural de montaña semejante al de San Vicente del Monte o alguna historia de los personajes que allí aparecen.

La extensión máxima será de 120 PALABRAS sin contar el título.

5 – PLAZOS

El plazo para su presentación se iniciará con la publicación de este post y durará hasta el DOMINGO 13 de ABRIL de 2025.

6 – JURADO

Solo habrá una única votación y será popular mediante formulario. Una vez publicados todos los relatos se abrirá un formulario de votación en el que habrá que votar obligatoriamente a 5 relatos de los participantes. Los dos relatos que obtengan un mayor número de votos serán declarados ganadores.

8 – PREMIOS

Los dos relatos ganadores serán incluidos en el libro recopilatorio de 2025.

9 — PUBLICACIÓN

Se realizará una publicación en pdf de todos los relatos participantes en los que aparecerá el nombre y el lugar de residencia, porque el objetivo final es que los vecinos de San Vicente del Monte reciban ese documento en fechas cercanas al Día del Libro, como un homenaje de agradecimiento de los participantes del concurso.

 

Puedes enviar tu relato desde este botón

 

 

16 Responses

  1. JAMS

    01 LAS MIL FORMAS DEL AMOR, de Gacela leonada

    Manuel se despelleja bajo la ducha, cada mañana, como una penitencia. De niño, la pesada de su madre insistía en que al colegio había que ir aseado y le frotaba con ahínco. Por eso, siempre estaba enfurruñado, incluso cuando retrataron a toda la clase a las puertas de la escuela. La triste mañana en que expusieron la fotografía en el salón de actos, se enfadó con su ella porque le propinó una colleja por haber posado tan serio. Disgustado, corrió al bosque y no volvió hasta que fue demasiado tarde. No pudo decirle cuánto la quería entonces, por eso ahora, tanto tiempo después, todavía añora que esas manos firmes le restrieguen detrás de las orejas.

  2. JAMS

    02. DÍA DE ESCUELAS, de Sita

    He regresado al paisaje en el que habitaron mis abuelos cuando aún no eran mis abuelos.
    Organizados por un fotógrafo que vino de la capital, allí están todos, delante de las escuelas del pueblo. Unos críos aún. Él, con cara de pillo, pensando en el nuevo jato. Ella, peinada de domingo y vestida de blanco. Nerviosa, como una novia.
    Creo que nunca les dieron copia de la foto.
    Se conserva otra más importante. La de su boda. Ella esta vez vestida de negro, por las ausencias que obligaban largos lutos.
    Entonces empezaba el futuro. Y en algún momento, llegarían mis padres. Y yo también. A pisar estas escuelas en las que ya no se dan clases. Pero sí muchas lecciones.

  3. JAMS

    03. PREPARADO, de Duelos y Quebrantos

    No quería ir a la escuela. Las historias que relataba mi hermano mayor me provocaban un miedo tal que debía hacer un esfuerzo enorme para no orinarme encima. A Vicentín, por no saberse la lección, el maestro le estuvo arreando con la regla de madera en las manos hasta hacerlas sangrar, me contaba durante el desayuno. Madre, por su parte, trataba de tranquilizarme, explicando que si el chico andaba con los dedos vendados era para evitarle esa mala costumbre de comerse las uñas. Sin saber bien a que atenerme, cada noche, a la hora del rezo, me descubría recitándoles a los cuatro angelitos de mi cama, la complicada tabla del siete.

  4. JAMS

    04. EL FOTÓGRAFO, de Grizzly

    Cuando tenía el encuadre perfecto —la luz, el maestro que ya se había fumado el puro, los niños quietos— un gato callejero que huía despavorido se llevó por delante el trípode y la cámara cayó al suelo. Y de nuevo el jolgorio y los escolares armando jaleo. Porque si no eran unas gallinas que se cruzaban —risas—, era un vecino que, despistado, pasaba por en medio —más risas—, o una anciana encorvada que no pensaba dar un rodeo —aplausos a doña Brígida—. O un estornudo, un empujón, un bostezo.
    De pronto, se quedaron todos inmóviles y disparó. «¡Hechooo!», gritó, pero ni se menearon, atentos al intruso que, erguido sobre sus patas traseras, iba acercándose sigilosamente a él.

  5. JAMS

    05. SEMBRAR VOCACIONES, de Ana Pesto

    En el pueblo andan preocupados. El nuevo maestro, Don Emeterio, no genera muchas simpatías. Su insistencia en que todos vayamos a la escuela, incluidas las niñas, no termina de gustar. Dicen que para cuidar vacas, arar la tierra y criar niños, como han hecho toda la vida, no se necesita saber leer o escribir. El párroco también se queja. Predica en sus sermones que nos mete ideas raras y pensamientos endemoniados que nos apartan del camino de la virtud. No entiendo qué significa, pero lo que sé es que a nosotros nos encanta. Será que soy pequeña, pero no veo ningún daño por despertar nuestra curiosidad por todo. A pesar de lo que digan, yo de mayor quiero ser fotógrafa.

  6. JAMS

    06. PARECE CUENTO, de Vaca Tudanca

    El maestro vivía en la escuela, una casa montañesa vieja que los vecinos habían arreglado. Un día la encontramos cerrada. Aunque era extraño, no dijimos nada para hartarnos de jugar. A la mañana siguiente, confesamos. Unos padres forzaron la puerta. Estaba muerto. Algunos niños queríamos entrar, pero nos echaron de allí. Llevamos varios meses sin clase. Ayer, por fin, llegó una substituta. La trajeron desde el apeadero del tren en un carro de vacas. Tiene miedo porque es bastante joven. Mi madre le ofreció comida y una habitación, hasta que se atreva a vivir sola. Pegué la oreja al tabique y me pareció oírla llorar. He dormido poco, por los nervios. Creo que esta maestra nueva nos castigará menos.

  7. JAMS

    07. HISTORIA DE UNA FOTO, de Eutiquio Guimaraes

    Tuvieron que quitarla. Por entonces no había para fotos y el director decidió encargarla de su bolsillo a un fotógrafo ambulante. La colocación de niños y maestros fue tan laboriosa como el intento infructuoso de aliviar esas caras tan serias por la prolongada exposición de la película.
    Al cabo de un mes, la foto estaba enmarcada y se colgó en la entrada de la escuela. Los padres no se acercaban a verla y las madres, más decididas, terminaban por bajar la cabeza sollozando.
    Quien más y quien menos había perdido a alguien de su prole. El invierno, las fiebres mal curadas, el río traicionero… se habían llevado a los ausentes, y se hacían más visibles que los que nos quedamos.

  8. JAMS

    08 LA BUENA JUANITA, de Ulises Lima

    Doña Elodia hace punto junto a la estufa mientras niños y niñas se agolpan en los pupitres de la escuela. Aún hace frío, pero pronto empezarán a faltar los que ayudan en casa. Ahora leen en alto el libro de urbanidad, hoy toca el de niñas. “A ver, Humbelina, lea”. La mentada Humbelina da un respingo, pues estaba jugando a los ceros con la Balbi, pero empieza: “Juanita es una niña muy obediente. Hace en casa las tareas y es muy estudiosa…”. Ahí se para. “Siga”. No hay manera. Solo sabe eso, de oírlo. “¿Qué letra es esta?”. Nada, ni la “a”, y es su último año de escuela. “Tenga un silabario, lo estudia este verano mientras cuida las vacas”.

  9. JAMS

    09. EL PROFESOR, de Chloe

    Cada noche, antes de cerrar la escuela, cogía la foto, recorría con el dedo los rostros serios que desde ella me miraban y me decía que solo yo podría evitar que se convirtiesen en las personas tristes que ya veía en algunos de ellos, que solo yo podría salvarles. Me fue imposible hacerlo con aquellos que tuvieron que ponerse a trabajar para esquivar el hambre; pero los demás aprendieron a leer y escribir, supieron por mí qué era un cuento y hasta me regalaron un instante de infancia en sus miradas; pero mi éxito, mi verdadero éxito sería, nunca lo habría adivinado, ser el primero de todos los que como yo lucharon porque aquel espacio cumpliese cien años.

  10. JAMS

    10 MI ABUELO, de Crisantemo

    Toma Yayo, esta es de tu escuela, dije tendiéndole una de las instantáneas de mi última visita al pueblo. Él la cogió con manos temblorosas y la acercó hacia sus ojos. Ante las viejas paredes comenzó a aparecer el grupo que había vencido al tiempo y al olvido. Mira, aquí estoy con Ramón, el que marchó a las Américas y con Toñín, que murió joven de pulmonía. Ahí escondida está tu abuela siempre tan vergonzosa, señaló antes de besar una esquina en la que solo había flores silvestres. Una agitación de su cuerpo hizo caer la fotografía. Tras recogerla, vi una sonrisa en su rostro en calma. Tenía los ojos cerrados, como si estuviera dormido.

  11. JAMS

    11. «…adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor, punto y seguido…», de Pedro Alonso

    El maestro comprueba con asombro que Nonito, uno de los pequeñines, está escribiendo el dictado que hace para los mayores. «Hijo —le dice—, ¿quién te ha enseñado a escribir?». «Mi hermano Miguel», responde él muy serio. Don Alberto mira al único en la clase con ese nombre, y se estremece. Miguel Jiménez, su mejor alumno, se perdió el curso anterior por una grave caída desde lo alto de un nogal, aunque al parecer ha aprovechado el tiempo. Don Alberto devuelve a Nonito la libreta, su única pertenencia allí salvo un lápiz afilado a cuchillo, y antes de seguir dictando le dice: «Dime, Jiménez; ¿y sabes qué significa adarga?» El niño mueve la cabeza mientras responde: «Ni eso ni rocín, señor.»

  12. JAMS

    12 REENCUENTROS, de Demiurg@

    Estaban casi todos y quisieron colocarse como en la foto de la escuela. Los mismos gestos duros, el mismo pueblo. La vida les había dispersado y la guerra les había vuelto a reunir. Es lo que tienen las guerras, anécdotas y encuentros inesperados.
    En este caso se repitió la estampa de antaño. Todos los mozos juntos, pero esta vez no fue a la puerta de la escuela. Ocurrió delante de un paredón y los disparos no fueron de una cámara.

  13. JAMS

    13. SUPLICIO, de Lolo

    Los días que la lluvia y el frío impiden recoger la hierba, a don Cinto se le acumulan los niños en la escuela. Aparta los pupitres y los reparte por el suelo alrededor de la estufa.
    —¿Otra vez descalzo, Manuel? ¿Qué has hecho con los zapatos que te dí?
    El niño se limita a elevar los hombros como respuesta.
    Don Cinto saca del armario unos calcetines de calceta para entregárselos.
    —Busca los zapatos. Si vuelves descalzo no te dejo entrar.
    Mientras los compañeros corean la tabla del 8, Manuel idea excusas para no volver a la escuela jamás, para evitar el castigo de las magulladuras de los zapatos y el picor insoportable de la lana en los tobillos.

  14. JAMS

    14. EL MAESTRO ME TENÍA MANÍA, de El Nieto de Apulecio

    Don Servando, el maestro, avisó de que el viernes vendría un fotógrafo de la capital para hacerles una foto todos juntos. Deberían asistir bien aseados.

    Mi abuelo, de nombre Apulecio, recorría a diario los seis kilómetros desde el caserío hasta la escuela en una bicicleta sin guardabarros por senderos de tierra y charcos.

    El día señalado, el abuelo llegó con lamparones recientes en ropa y cuerpo. Para el momento de la instantánea, don Servando le mandó a clase a hacer caligrafía, como tantas otras veces.

    Cien años después, la propuesta de escribir un relato inspirado en aquella foto, me indujo a narrar lo que, con rabia y pena, me había contado el abuelo; quien, por cierto, tenía muy buena letra.

  15. JAMS

    15 DESEQUILIBRIO NATURAL, de Rantamplán

    Cuentan los más ancianos que la noche que desaparecieron nuestras sonrisas se oyó aullar a los lobos en los invernales, y un temblor en el corazón de la montaña descolocó la vida. Al despertar, ninguno protestamos por ir a la escuela y en el recreo nos olvidamos de jugar. Nos hicimos mayores de repente, y al poco tiempo sabíamos más que Don Rufino y su vara, así que unos empezamos a modernizar el pueblo, la fuente y la bolera y otros se encargaron de preparar a los adultos para un futuro responsable.
    Ese arrebato de madurez solo duró tres años, hasta que nuestros abuelos, hartos del sindiós, se atrincheraron en el Santuco exigiendo que recuperáramos la infancia y la inconsciencia.

  16. JAMS

    16 LOS BUENOS PROFESORES SON ETERNOS, de Pata de Cabra

    En el jardín de nuestro alojamiento nos ha brotado una escuela rural de los años veinte. Al principio pensamos que eso iría contra el negocio. Que no conseguiríamos huéspedes que quisieran convivir con los niños en blanco y negro que corretean gritando sin parar hasta que una antigua campana los llama a clase y desaparecen un rato. Pero, para nuestra sorpresa, se ha convertido en un reclamo turístico.
    Para reservas tenemos lista de espera de diez años. Es posible que muchos de los chiquillos que hacen ahora las delicias de nuestros clientes, hayan crecido para entonces y dejen de acudir. Pero Don Roberto, que así llaman al profesor, tiene tanta bondad en la mirada, que sabemos, no se jubilará jamás.

Leave a Reply