CONSTELACIONES FAMILIARES
Pasaba la gamuza a los muebles del living y algo llamó mi atención: la foto en el portarretratos de plata era la de mi bautismo, pero en colores, y los personajes estaban cambiados. Papá sostenía la vela como si fuera mi padrino y el que ocupaba su lugar era Alberto, el amigo de la familia al que siempre llamé “tío”. Ruborizada, mamá lo tomaba de la mano con disimulo y la esposa de Alberto miraba para un costado. Froté el vidrio con fuerza y la imagen volvió al blanco y negro original, al tiempo que se fue restableciendo el antiguo orden. Desde ese día puse la foto boca abajo. Cada tanto la doy vuelta y todo sigue como Dios manda. Quizás sea mi imaginación, pero en ocasiones me parece que alguno de ellos me mira a los ojos como queriendo decir: «No te hagas la distraída, nosotros te avisamos».

