121. CONTINUARÁ… (David Moreno)
Un viento espeso y cortante se arremolina sobre el campo de batalla. Tras unas horas todavía huele a reproches quemados. Primero fueron balas de fogueo, tímidas, sin malicia; luego se convirtieron en proyectiles lanzados sin piedad al blanco del adversario. La escena resulta caótica: sillas mal colocadas, restos de comida fría esparcida por el suelo, una lágrima perdida sobre la mesa que se abre paso entre los platos, el eco de algún insulto que rebota de pared a pared resistiéndose a desaparecer. De nada sirvieron los intentos desesperados de la abuela de enarbolar una servilleta a modo de bandera blanca. Siempre una chispa enciende la mecha. Ora la apatía y pasotismo de Mario, el joven que ni estudia ni trabaja. Ora los malos modos de tía Merche que por no romperse una uña no mueve un dedo. Ora el abuelo que con unos chatos de más, descarga su mal humor a diestro y siniestro.
El saldo de bajas vuelve a ser elevado en la familia Ramírez. Será cuestión de tiempo curar las heridas. Hasta la próxima reunión, en la que se volverá a librar un nuevo capítulo.
Muy bien reflejada la realidad familiar, triste pero desde siempre igual. Un abrazo
¡Cuántos domingos de paella han acabado así o peor…! Muy realista.
Un saludo
JM
Esas guerras familiares…
Qué bien que lo cuentas. Desprende el relato una tristeza muy real. Será porque le anda cerca. Mucha suerte 🙂
David, bien contadas esas pequeñas batallas cotidianas. Suerte y saludos
Pese a que está regido de cierto toque cómico, es un relato triste que refleja cómo una familia va desintegrándose poco a poco por esas rencillas familiares o simplemente por no aceptarse el uno al otro cómo son y no querer hacer nada por cambiar lo que no gusta al prójimo.
Un saludo indio, David.