02. CONTRASTES (A. BARCELÓ)
La pintura negra en el hierro forjado de las saledizas y en las barandillas de los balcones franceses resalta sobre el blanco inmaculado de la cal en los muros de la fachada. Las gitanillas rojas se desbordan en cascada entre los barrotes ofreciendo un espectáculo de exuberante frondosidad.
Todo el mundo se pregunta cuál es el secreto para que cada primavera aquella casa tenga las flores más hermosas de Córdoba.
Solo Dios sabe cuántas lágrimas ha vertido María sobre esas macetas desde que aquel mozo con el que pelaba la pava dejó de rondar su reja por culpa de la cucaracha asquerosa de su padre.
En nuestro aniversario de 25 años, mi santa y yo nos dimos el capricho de hacer un viajecito a Córdoba, que no conocíamos aún. Coincidió con la época de los Patios, un lujo para los sentidos, que me ha recordado tu relato. Lo que nunca hubiera imaginado es que las lágrimas de una muchacha fuesen el mejor riego y abono para las flores primaverales. Ese toque poético solo se te podía ocurrir a ti, como también identificar al culpable de sus males con un insecto que a nadie le causa cariño alguno. Queremos imaginar que el hombre impidió esa relación con buena intención, pero a veces, lo que parecen buenos propósitos hacen daño.
Un abrazo grande y suerte, tocayo
Hola, Ángel.
He de confesarte que yo he estado hace poco en Córdoba y he venido maravillado por sus contrastes de luz y color. Casualidades de la vida, la convocatoria trataba de los balcones y no he visto otros tan fantásticos como los de esta ciudad.
Como siempre, querido tocayo, agradecer tus preciados comentarios que son alimento para seguir juntando letras y componiendo historias.
Un abrazo.
Esas gitanillas asomando entre los barrotes son el fiel reflejo de su dueña, una bella chica que no pudo conocer el amor porque la cucaracha de su padre (nunca mejor puesto el adjetivo) se lo impidió…
Agrego eso de «pelar la pava» (= tener conversaciones amorosas) a mi lista de españolismos… 😉
Tremenda belleza y tremenda tristeza vaya si hacen contraste…
Un micro agridulce el tuyo, Barceló.
Cariños,
Mariángeles
Hola, Barceló, amigo. Sí que has madrugado esta vez, si por poco llegas antes que JAMS (jajaja). Estoy segura de que ese madrugón se debe a que en estas fechas y con las temperaturas de Córdoba, lo mejor es dar un paseíto al amanecer contemplando esa belleza que acabas de describir. Estoy segura también de que vendrá alguien que, por María estará dispuesto a entablar relación hasta con una cucaracha, o, a lo mejor, encarga algún producto milagro de esos que hacen fsssss, fssss y hacen desaparecer a los insectos menos amables. Abrazos amigo, feliz tarde para ti.
Me ha gustado mucho tu texto, Barceló. Me ha recordado un cuento que escribí hace un tiempo. Nadie sabe lo que cuestan las cosas salvo el que las pasa.
Suerte en el concurso.
Un abrazo.
Hola, Mariángeles, Mercedes y Manoli. Perdonad por mi demora para agradeceros estos comentarios que me hacen tanta ilusión.
Procuro leer todos los relatos que se publican, pero tengo muy poco tiempo para comentar, aunque me encantaría hacerlo.
Es verdad que esta convocatoria publiqué muy pronto para lo que acostumbro hacerlo, pero es que a veces las musas le sorprenden a uno. El relato me vino de golpe y lo lancé.
Mariángeles, me alegro que amplíes tu lista de «españolismos» gracias a mí. Cuando yo leo, me gusta encontrarme con cosas que necesito buscar para dar sentido a la lectura, cosas que me sorprenden y me hacen aprender.
Manoli, me encantaría leer ese cuento.
Gracias a las tres. Un cariñoso saludo.