83. Correspondencias (Juana María Igarreta)
Mi abuela Úrsula acaba de fallecer. Era una mujer de pocas palabras, pero recuerdo oírle decir en varias ocasiones que “las personas somos como maletas con un doble fondo en el que guardamos secretos inconfesables”.
Si en vez de morirse ahora, la abuela se hubiera muerto un tiempo más tarde, el cartero no habría podido acercarse al tanatorio a darnos el pésame. Porque, según me ha dicho mi madre, en unos días se irá con su familia muy lejos a trabajar en su nuevo destino.
Si no se hubiera muerto la abuela, yo no habría conocido al cartero, porque, normalmente, cuando él hace el reparto de la correspondencia yo suelo estar en el colegio. Y no me habría asombrado del enorme parecido que guarda con mi padre, fallecido en accidente de coche y cuya foto mi madre siempre lleva en su cartera.
Como ahora la abuela ya no está, le tendré que preguntar a mi madre si en el doble fondo de su maleta cabe mi padre vestido de cartero.
Me ha gustado el relato entero, pero especialmente la última oración que me parece genial.
Pues qué alegría, Edita, que te haya gustado y que te asomes a decírmelo. Te lo agradezco de corazón. Un abrazo y mil gracias de nuevo.
Un padre supuestamente muerto que quizá no lo estaba tanto. Las mentiras pueden disimular la realidad bajo un manto de engaño y disimulo durante un tiempo, pero la verdad sabe dejar pistas y, donde hubo, algo queda y termina por dar la cara.
Un relato de «correspondencias», no solo las que reparten los funcionarios del servicio de Correos.
Un abrazo y suerte, Juana María
Pues sí, como bien dices, la verdad acaba asomando, si no siempre, la mayoría de los casos. Lo iba titular de otra manera, pero vi que «correspondencias» reflejaba mucho mejor la esencia del relato. Muchas gracias, Ángel, por tus siempre acertados comentarios. Otro abrazo para ti.
Un doble fondo muy interesante y muy bien construido. Un saludo y suerte.
Pues no puedo pedir más. Mil gracias, Antonio, por tu generosa valoración y pasarte a comentármela. Un abrazo.
Hola, Juana. Este es un micro de doble fondo lleno de correspondencias: una en forma de cartas que se reciben, otra en forma de parecido físico y otra en forma de pertinencia, porque es totalmente pertinente y apropiado que el chico-narrador se saque la duda preguntándole a su madre, por ejemplo: ¿Por qué el cartero se parece a su papá, su papá fallecido en un accidente de auto? Y ahí me la quiero imaginar a la madre, viendo cómo hace para seguir sosteniendo la mentira, si es que aún puede hacerlo…
A mi modo de ver, escribiste un cuento magnífico.
Cariños,
Mariángeles
Hola, Mariángeles, la verdad es que yo había tenido en cuenta los dos primeros ejemplos de correspondencia, pero no el tercero que indicas sobre la pertinencia, lo que te agradezco un montón. Siempre es un gustazo cuando los demás ven más allá de lo que tú tenías previsto. A lo que dices sobre la respuesta de la madre a la pregunta del hijo, ese momento tenía que llegar tarde o temprano. Sin ignorar lo incómodo que puede resultar dar algunas explicaciones, saber la verdad al final acaba beneficiando a todos.
Lo de «cuento magnífico» me parece un exceso de generosidad por tu parte, pero ¿a quién le amarga un dulce? Mil gracias y un beso grande.