24. Cosas de locos.
– Ya he realizado todas las pruebas necesarias Alfredo. He estado durante meses en una sala para afrontarme a la gravedad. Me han hecho todo tipo de pruebas y análisis, he probado alimentos que no he visto en mi vida, y después de todo esto, ya estoy apto para formar parte de la tripulación de la nave. Ha sido un camino largo y duro, Alfredo – Le explicaba mientras se ponía el traje de astronauta.
-¿Y cómo has hecho para que te acepten? – Le preguntaba Alfredo con los ojos como platos, dando vueltas sobre sí mismo y tatareando una de sus canciones favoritas.
En el momento que Pedro se disponía a contestar, entraron en la sala dos hombres uniformados de blanco con semblante serio. Se acercaron donde se encontraban Pedro y Alfredo.
– ¡Hora de la medicación! – Exclamó uno de ellos mientras abría un bote de pastillas.
Alfredo se dirigió al que sujetaba a Pedro con sus brazos. – ¡Yo también quiero ir al espacio!, ¡quiero salir de aquí!, ¡yo no estoy loco! – Gritaba, mientras Pedro y el resto de pacientes en la sala lo miraban más cuerdos que nunca.
Nicolás, vaya situación divertida, a pesar de ambientarla en un entorno tan particular. Suerte y saludos
Que bueno Nico ^_^ El principio no anticipa la realidad de la historia. La línea entre la locura, la cordura y la genialidad es a veces tan fina que se pueden llegar a confundir. Me ha gustado la «sorpresa» del desenlace, genial.
Ánimo para seguir escribiendo y generosidad para seguir compartiendo tus relatos.
Un abrazo.
De camarote de los hermanos Marx. Entre pastillas, locos y cuerdos un vívida escena que desdibuja donde se encuentra esa fina línea que los separa a unos de otros. Mucha suerte 🙂
Entre la locura y la cordura, entre la imaginación y la realidad se mueve tu estupendo relato.
Una buena apuesta a que le deseo mucha suerte.
Un abrazo Nicolás.
Apartarse de la realidad y la cordura es el mejor síntoma de que no se está tan loco como parece, eso les pasa a los pacientes de tu relato. Me gusta cómo, poco a poco, vas abriendo el telón hasta dejarnos ver toda la escena. Muy bueno, Nicolás. Un saludo.
El relato se lee muy bien (no entiendo el motivo de usar las cursivas) y transcurre con credibilidad (dentro de la ciencia ficción, es decir, sabiendo que el tema es el espacio, y que uno se podrá vestir de astronauta en casa). Luego llega la realidad (lástima que el título lo adelante). El final, la reacción, lógica. Personalmente tengo problemas de «agrado» con ciertos temas relacionados con enfermedades. Lo dice, un relato de buena lectura que está cerquita del chiste.
Muy bien contado el día a día en ese otro mundo que nos parece tan alejado del nuestro, del de los cuerdos. Aunque, por desgracia, no lo está tanto.
Me ha gustado leerte.
Ton.