76. CRUCERO POR EL MEDITERRÁNEO
Un coro cantaba en la habitación 113 cuando Luis y Julia, casados hacía diez años, entraron en la habitación 115 que les había tocado gracias a los cereales que tomaba Luis cada mañana. Oyeron a los cantores y pensaron: “qué vecinos más originales”. Pero ya llevaban tres días de navegación y aquellas voces masculinas cantaban a cualquier hora y siempre habaneras. El ritmo repetitivo de aquel canto hizo que Luis se relajase y roncase a un volumen sobrenatural gracias a las bebidas que le proporcionaba su pulserita de todo incluido.
Si Julia se hubiese tomado aquellos ruidos como una sinfonía hubiera sido como se podía leer en la caja de cereales: “Gana un crucero romántico por el mediterráneo”. Pero la desesperación de no dormir unida a que le costaba encontrar un lugar a salvo del animador del barco, hizo que al cuarto día de navegación Julia, desesperada, desease con todas sus fuerzas que aquel barco fuese el Titanic y que chocase con un iceberg. Pero estaban en el cálido mediterráneo así que espero a que llegase el primer puerto para poder huir a alguna isla griega.
Eider, si, este viajes no parece acercsarse al romanticismo que ella buscaba. Bien contado. Suerte y saludos
Tienes razón Calamanda, a veces nos venden paraísos enlatados y producidos en serie que no tienen porque ser del gusto de todos.
Una vuelta de tuerca muy original.
Gracias M Carmen. No me apetecía el drama del Titanic.
Aún pudo ser peor.
Ay si en la habitación contigua están una panda de cincuentones, gordos y calvos, eternos estudiantes, y formando parte de ese quinto jinete del Apocalípsis
Llamado TUNA…
El horror… El horror…
Y el marido roncando mamao…
Como pa no zampar Kellogs en la vida.
Ojalá la moza huya y se encuentre un joroña que joroña que le de mambo del bueno.
Divertidisimo y original relato, como no podía ser de otro modo viniendo de mi mejor amigo…
Ojalá poder huir a una isla cada vez que nos encontremos maniatados o censurados. Pero como siempre no tenemos una isla griega a mano, me quedo satisfecha con estos momentos que me da la escritura.
Ojalá también que encuentres a tu mejor amigo en alguna otra isla aunque por mí en encantada de que te hayas parado a comentar por la mía.
Creo que Julia es un poco seria, ni se une a los cantores, ni deja acercarse al animador (claro que puede que éste sea demasiado pesado), y su marido se pasa las noches roncando. ¿Será esa isla griega la solución?
Puede que sí sea un poco seria y que en vez de pensar en huir tendría que bailar Macarena en la discoteca del barco.
La verdad es que con ese cuadro a mí no me hubiera extrañado que Julia saltase por la borda, pero lo de la isla griega también está bien 😉
Jajaja. Muy buena historia, cómica y con un puntito de mala leche.
suerte y abrazos
Yo creo que he vivido algo parecido no hace mucho…
Abrazo.
Ana me alegro de haber conseguido dar ese punto cómico. Besos y suerte.