Cuando volaban los cuervos
Esta semana he elegido el duro relato de Paloma Casado, Mittelbau-Dora y para acompañarlo me acordé de Le chant des partisans (el canto de los partisanos), himno de la resistencia francesa. Mientras aquí, en España, se cantaba El cara al sol en los colegios, en Francia yo cantaba este canto en clase de música…otra mentalidad.
«Entre las brumas de la semiinconsciencia, Martin evocó el rostro de su madre. Le pareció escuchar de sus labios la frase que repetía cuando era niño: “Tú no te acobardas ni aunque te apunten con noventa y dos cañones”
Dos kapos le arrastraban sujetándolo por las axilas hacia la horca, dejando sobre el pavimento un reguero de manchas rojas. Tenía las piernas rotas, los ojos ocultos bajo los párpados amoratados y la boca como un hormiguero sanguinolento.
Meses atrás, él y otros prisioneros se habían propuesto sabotear las bombas que fabricaban para el enemigo, colocando mal sus piezas u orinando en los giróscopos. Era la única forma de resistencia que podían permitirse dentro del campo de trabajo, la única manera de colaborar con los soldados que luchaban en el frente.
Anegado por el dolor, sintió como una liberación el tacto áspero de la soga rodeando su cuello y en los últimos estertores, su mente voló lejos, hasta el camino de tilos que conducía a su casa.»
Gracias Gina: No podías haber escogido mejor música para mi cuento que la canción de los resistentes franceses.
Salud camarada.
Salud y suerte, Paloma.
Pocas palabras para un relato impecable y desde luego estremecedor.
Enhorabuena, Paloma.
Qué honor viniendo de ti, mi poeta favorito.