14. CUENTA ATRÁS (ÁNGEL BARCELÓ)
Otro desamparado del mundo que trata de ganarse la vida como puede. Vestido de payaso, pasa horas sin mover un músculo, sentado en un taburete en medio de la plaza, esperando a repetir una silenciosa coreografía en cuanto caigan unos céntimos en el platillo de metal. A veces, transcurre demasiado tiempo inmóvil, las extremidades se le duermen y no puede ponerse en movimiento como tendría que hacerlo. Muchos se lo perdonan, otros lo increpan, la voluntad no es a cambio de nada. Él no se inmuta, calla y observa.
Todas las tardes, a la misma hora, pasa a tomarse un café, saca una especie de libreta y anota. Vicente, el camarero, le conoce y sabe que no es de mucho hablar. Le atiende rápido y bien, no es menos que nadie y no merece peor trato. Lo que no sabe es que él hace tiempo que está incluido en su lista.
Hay un ejército de observadores silenciosos destinados a seleccionar personas como Vicente. La indiferencia de los demás les camufla mientras trabajan sin descanso, pues queda poco tiempo para terminar de elaborar el censo de las almas que merece la pena salvar.
Hace tiempo había una chica muy joven que se ponía en una esquina de una calle de Logroño. Vestida como un ángel y con la cara pintada de blanco, parecía una mezcla entre bailarina clásica y mimo, salvo porque ella no se movía ni gesticulaba. Se limitaba a estar allí. Me tocaba ir pocas veces, pero te aseguro que la estuve viendo durante años. Aunque nevara, sin una triste mantita encima y siempre con su vestido blanco y sus alas de ángel.
Reconozco que tras leer algunas cosas por ahí, por un momento me ha vencido la sugestión y me había temido que se tratara de otro tipo de lista. De hecho aún me pregunto qué significa eso de ‘las almas que vale la pena salvar’ o más bien, cómo piensa hacerlo exactamente, ya que según dices queda tan poco tiempo para…
Ese deje enigmático me subyuga por completo. Genial!!
Hola José Ignacio, muy feliz año.
Primero darte las gracias por leer y comentar. Me ha encantado el hecho de que la lectura de mi relato haya despertado en ti el recuerdo de esa chica de Logroño, ese ángel silencioso que bien podría estar allí cumpliendo la misma misión que mi protagonista, al que yo atribuyo el don de diferenciar a las buenas personas de las malas por detalles mínimos. No en vano, siempre se ha dicho que «el diablo está en los detalles», ¿no habría de estar Dios entonces en ellos?
Cálidos abrazos.
Hola, Ángel, amigo mío.
Texto el tuyo apocalíptico, muy en conformidad con la quietud del autómata ojeador. Son pocas las almas que merece salvarse. Es casi una sentencia sin apelación posible.
Los camareros siempre me han parecido gente de bien. Y los bares y similar albergues de primera clase. Cumplen con el mandato bíblico: dan de comer y beber. Si encima no cobraran, verdad. Hay que esforzarse en ser buenos, que ha empezado la cuenta atrás, que el tiempo se agota como las páginas de un buen libro. Una vez leí que solo había dos clases de hombres buenos, los muertos y los que aún no habían nacido. Texto grande nos has regalado. Mereces salvarte por ello y figurar en ese censo lejos del Armagedón. Y quizá en el recopilatorio de 2018. Mejor, ¿por qué no?
Mi más muy enhorabuena y un abrazo vigoroso.
Feliz año, mi fiel amigo.
No quería empezar 2018, como bien refieres, de forma tan apocalíptica, pero no podía evitar trasladar al relato lo que esta magnífica fotografía me sugiere. Yo veo seres aislados, metidos en sus propios mundos, sin reparar en los demás. Por eso el personaje central es un mimo, alguien que intenta hacerse ver sin necesidad de ser escuchado y al que los demás solo atienden en busca de una acción que les reporte un beneficio propio. ¿No te resulta un cuadro de la sociedad hacia la que nos estamos moviendo? Por eso la necesidad de una catarsis, un cambio de paradigma. Espero que no sea un apocalipsis, pero como ficción da mucho juego.
No tengas miedo, seguro que tú y los tuyos estaríais en la lista, por lo menos si de mi dependiera.
Mis mejores deseos para 2018. Un fortísimo abrazo, querido Eduardo.
Esos observadores silenciosos son de lo más inquietante, recuerdan a los ojeadores deportivos, que buscan fichajes con destino a incorporarlos en los equipos para los que trabajan en función de sus necesidades. Ese hombre vestido de payaso debe de tener cualidades que quizá ni él mismo conoce, de otra forma, no habría sido seleccionado entre muchos, desde que ha comenzado esa cuenta atrás a la que alude el título, que tiene un carácter de apocalipsis al que solo sobrevivirán un grupo de elegidos, como en el arca de Noé.
Muy original y con un efecto inquietante muy conseguido.
Un abrazo y suerte, Mariángeles
¿Mariángeles? ¡qué desastre por mi parte. Mil disculpas, tocayo, en qué estaré yo pensando. Un abrazo y, de paso, feliz año.
Me dio muchísima gracia el equívoco. Ya quisiera yo haber escrito un micro tan tremendo… ¡De bueno! Y a propósito del equívoco, a los dos tocayos les recomiendo esta peli que vi hace apenas días: «The Words» (la versión en español se titula «Palabras robadas»). Un beso para cada uno.
Feliz año Mariángeles
Un placer que el amigo Ángel Saiz me haya puesto tu nombre, que es precioso. Tu ya escribes relatos tan buenos o más que este. Me apunto la peli, gracias por la sugerencia, soy un apasionado cinéfilo.
Cálidos abrazos.
Hola Ángel, no has de preocuparte lo más mínimo por la confusión, el nombre femenino que me has colocado me encanta.
En otro orden de cosas, agradecer tu comentario que, como de costumbre, es muy acertado y darte la enhorabuena por tu última clasificación en una final semanal de Relatos en Cadena, ese «En ruta» era sublime, lástima que no ganara. Llevo años enviando relatos a ese programa y nunca he conseguido clasificarme, el nivel es altísimo, solo al alcance de escritores de tu talla.
Un fuerte abrazo.
Nos muestras a una de esas personas que, para muchos, parecen formar parte del paisaje, casi invisibles hasta que cobran algo de vida, movidos por nuestra voluntad (o por unas monedas, en este caso), pero ¡ay! si no lo hacen a nuestro gusto… Significativamente, no tiene nombre. Pero parece estar puesto ahí para verlo y saberlo todo. Y Vicente, al que su bonhomía y generosidad desinteresada parece asegurarle alguna prebenda futura; aunque, si lo pienso bien, esto último también me da un poquito de repelús: en mi caso, no sé si me gustaría una eternidad ¿vivida? solo con mis iguales. Bueno, me parece que me estoy dispersando un poco. Estoy con lo de quew resulta un texto apocalíptico, aun en su «mundanez», y muy bien escrito, claro. Me ha gustado. Abrazos y suerte, Ángel.
Hola Jesús, agradezco mucho tu comentario. Estoy de acuerdo con tu reflexión sobre la eternidad, tanto que abordo ese tema en la única novela que tengo escrita, una novelita corta publicada en Amazon (solo en formato digital) que se llama «El círculo de los chorizos».
Abrazos.
Ocurrente, diferente, el payaso no es lo que parece, guarda un secreto inmenso. Me gusta por lo distinto. Qué bueno.
Luisa, muchas gracias por tu comentario.
Un afectuoso saludo.
La próxima vez que esté en la calle y me cruce con una de esas estatuas vivientes, seré generosa y me aseguraré de que valga la pena salvarme ;). Me cae muy simpático ese camarero que porta el nombre de mi sobrino mayor, y ese payaso observador me remitió a los noventa, al tiempo de los «watchers» de la serie Highlander, que me encantaba y aún hoy me sigue encantando.
Me gustó más que mucho. Un beso.
Barceló, la magia del payaso, que no aparenta lo que siente o es, la has utilizado muy bien. Suerte y feliz año
Hola Calamanda. Creo que a ti ese soldado del cielo te salvaría seguro. Un cariñoso abrazo.
Hola Juan. Bienaventurados los que te leen porque ellos aprenderán siempre palabras y conceptos nuevos, y no digamos de esos que, a veces, con esa imaginación «ecatóntica»que gastas, te inventas.
Imagino que tú no estarías en la lista de ningún ángel observador, porque quien dirigiera la operación de criba de almas, tendría la tuya seleccionada de antemano para ponerla en lugar preferente.
Un angelical abrazo.
Qué bonito sería si los elegidos fueran las buenas personas anónimas y desinteresadas… Lástima que solo sea un cuento. Bonito, eso sí. 🙂
Has conseguido sorprenderme al final, no esperaba un ángel salvador vestido de payaso, sí, ha elegido perfectamente la forma de pasar desapercibido, nadie podrá interferir en su labor, porque ¿quién lo va a imaginar? El anonimato, a veces, se consigue de la forma más inverosímil.
Inmovilizar el cuerpo y la mirada para observar almas ajenas. Mucho me temo que la libreta quedará medio vacía, ja, ja, ja. Muy bueno e ingenioso relato, Ángel. Abrazos y suerte.
Hola Edita, Maribel y Salvador. Agradezco mucho vuestros comentarios y quiero pediros perdón por no haberos contestado antes, pero he tenido un inicio de año bastante complicado y no he podido dedicar tiempo a leer y escribir en nuestro querido Blog ENTC. Un abrazo muy grande para los tres.
Enhorabuena Ángel. Me ha encantado el final, no me lo esperaba. La lista supongo que será bien corta. Merecido ganador. Un saludo.
Qué bellísimo cuento!!!