49. Cuestión de números y paladares
El mastín contó de nuevo las ovejas. Faltaba una. Miró hacia la colina, donde el lobo devoraba un conejo, y le preguntó. Este le contestó que estaban todas. Así que el perro las contó otra vez. Seguía faltando una. Desesperado, el perro ladró y gimió. El lobo escupió los restos de conejo, se puso la piel de cordero y bajó al corral para que al mastín le salieran las cuentas. El viejo chucho le caía bien al lobo, aunque aún no sabía cómo se las iba a apañar para que las cuentas cuadrasen cuando devorase otra oveja, pues ya estaba harto del sabor insípido de los conejos, liebres y algún que otro gallo de corral.
Curiosa la fábula que nos dejas. El lobo, aunque aparenta ser un buenazo sentimental, no puede obviar sus instintos de acabar con cuenta oveja viviente se encuentre por ahí. Enhorabuena, Vicente. Suerte y saludos.
Ese paladar selecto domina al lobo, hace que los intentos por no disgustar al buen perro caigan en saco roto, pues las matemáticas son tozudas y no mienten. Conejos, liebres y gallos serían suficientes para sobrevivir, pero la tentación es demasiado grande. Una ecuación de resolución imposible, un relato original y simpático, lleno de contrastes.
Un abrazo y suerte, Vicente
Muy imaginativo texto, Vicente. Logras que el lobo no nos caiga tan mal, jajaja, a pesar de saber que se pone la piel de cordero… Enhorabuena.
Un abrazo.
Moraleja: nunca esperes que un lobo deje de ser un lobo.
Me ha gustado el tono de fábula de tu historia, incluso me ha recordado a aquellos dibujos de la Warner del perro pastor con flequillo y el lobo compartiendo jornada laboral.
Buen relato, Vicente.
Un saludo
Hola, Vicente.
La mentira, bien construida, suele resultar más digna de crédito que la verdad desnuda. El hábito no hace al monje, pero predispone a los demás a que lo tomen por tal. La realidad y la irrealidad. Las cosas se afanan en parecerse a lo que no son, en ese juego de apariencias que es la vida. Mas el determinismo, impreso en el código genético, e impulsor del destino, termina poniendo las cosas en su sitio. Firmarían tu texto Iriarte o Samaniego, con eso queda todo dicho. Prosa limpia y llena de sonoridad. Enhorabuena. Y un abrazote.
Ingenioso, con frescura infantil nada inocente.
Muchas gracias a tod@s por vuestros comentarios.
Besos y abrazotes.
Qué bueno, Vicente, me encanta. Mucha suerte, saludos.
Me ha encantado tanto la historia como la sencillez con la que la cuentas. Enhorabuena Vicente. Un beso.
Original fábula, clara, sencilla y directa que cumple con creces dejarnos saboreando la moraleja y además ese poso de buena lectura. Suerte !!
Me ha gustado mucho esta fábula, sobre todo la pícara piedad del lobo. Es todo humanidad. Una propuesta muy original.
Jajaja. Un micro del revés.
Me gusta, Vicente.
Cuando una historia te sorprende, ya tiene la mitad del camino ganado.
Tu micro tiene todo el camino ganado!!!
Felicidades.
Un abrazooo
Vicente, buena historia con moraleja incluida; el instinto es dicifil de obviar. Suerte y saludos. feliz 2017
Muy acertado ese tono de fábula, Vicente. Al final todo se reduce a ser quienes somos realmente: el lobo es lobo y no puede obviarlo solo para que cuadren los números. Se paladea muy bien tu texto y deja buen sabor de boca.
Suerte y abrazos,
Cuando el paladar se hace exquisito las artimañas despiertan al estómago y a la mente.
Un lobo con piel de cordero nunca mejor dicho.
Buena apuesta desde el título. Buen sabor de relato
Un abrazo Vicente, suerte.
Una fabula muy divertida e ingeniosa. Me lo he pasado «pipa».
Te felicito por el tono y la forma que has empleado.
Muchísima suerte.
Saludos