CUNCA 2024 R1 E3
JESÚS NAVARRO
PATRICIA COLLAZO
Los dos participantes señalados arriba tendrán que publicar en el espacio reservado a los comentarios de esta entrada del blog, un relato INÉDITO de un máximo de 105 palabras (sin contar el título) antes de las 20 horas (hora peninsular) del JUEVES 7 DE NOVIEMBRE cumpliendo las 2 condiciones que se señalan abajo.
CONDICIÓN 1:FOTOGRAFÍA DE ARZÚA
Esta fotografía corresponde a un edificio,hoy en venta, situado en uno de los lugares más emblemáticos y privilegiados del centro de Arzúa que albergaba un evocador establecimiento de dulces tradicionales y cafetería.
No os pedimos que este lugar forme parte del relato (o sí, si lo consideráis interesante), y el tema será libre en esta ocasión, pero queremos que utilicéis la imagen o cualquiera de sus elementos como inspiración para vuestro relato.
CONDICIÓN 2: EL TITULO con «A………A»
Como ocurre en el topónimo ArzúA, el relato deberá tener un título cuya primera y última letras sean la A (indistintamente del número de palabras que tenga) .
Consultadnos cualquier duda que os pueda surgir.
Y RECORDAAAAD
Revisad bien el texto antes de publicarlo porque,
una vez hecho,
NO habrá posibilidad de corregir ni reeditar.
Tras la publicación de los dos relatos participantes abriremos el enlace a un formulario para la Votación Popular (solo se admiten participantes de la CUNCA) que permanecerá abierto hasta el viernes 8 DE NOVIEMBRE a las 20 horas.
El resultado de este encuentro se hará público en una entrada general de la sección ENoTiCias.
A la memoria de mamá
Decidimos vender la casa para pagar la residencia de mamá. El problema fue que su memoria (que creíamos perdida) deambulaba errática por las estancias. Podías encontrártela tiñéndose el pelo, friendo sardinas, despotricando contra el padre que nunca conocí, o exigiendo no pisaran lo fregado.
Ninguna inmobiliaria quería hacerse cargo. Los posibles compradores huían despavoridos.
Era necesaria una limpieza a fondo para poder vender, empezando por el sótano. Me decidí y abrí la puerta. Allí estaban mamá, un cuerpo masculino cubierto de sangre, y un niño aterrado: mi hermano mayor con unos pocos añitos. Cerré horrorizada, entendiendo por qué Arturo se había negado rotundamente a colaborar.
Atrapados en la alcoba
Tras dos décadas, mi matrimonio estaba prácticamente acabado. Al sexo tardío y monótono se le unía que mi mujer y yo discutíamos por la cosa más nimia, como quién sacaba los cubiertos del lavavajillas o tendía la ropa. Necesitábamos cambiar de aires, por eso compramos esa casa cuyo cartel la describía como con encanto. Y vaya si era cierto: ventanales al mar, chimenea en el salón y una cama inmensa. Fue acostarnos en ella y las trifulcas se convirtieron en risas y regresaron los gemidos, las caricias y los orgasmos. Quién iba a decirnos que, bajo las sábanas, íbamos a disfrutar tanto con los fantasmas.