D04. EL PERFUME
Confinado en su celda, abrió la cajita de música. El único legado, involuntario, de la víctima, recuerdo de los tiempos dichosos, los olores atesorados en todos aquellos años. En un doble fondo, debajo de la bailarina con tutú azul manchado y raído, estaban los frascos. En el primer tarrito una etiqueta escrita a mano decía „mar“. Sacó el tapón de corcho y un vaho a salitre inundó sus sentidos. Sacó el segundo esenciero. En cuanto lo destapó percibió los aromas de abetos y los venados del bosque. Forzó impaciente la tapadera de los demás envases para perderse en una borrachera de emanaciones. Se apresuró a olisquearlas; fuego, fruta madura, el pan reciente, la mies, la lluvia en primavera. Embriagado por las fragancias contenidas en los botellines dejó para el final una ampolla transparente con inscripción ilegible en la que se hallaba la última esencia. En un descuido, el recipiente se estrelló contra el zócalo y quedó hecho añicos. Desde el suelo ascendieron los efluvios. Sintió una punzada y creyó percibir un hedor a celos, a sangre y a la hoja de acero del cuchillo que empuñó enloquecido aquel aciago día.
IMPRESIONANTE.
Grandes los relatos que estoy leyendo por aquí. ¿Que los han escrito los Globetrottes de la literatura?
Muy chulo. Lo único que despista es el detalle de la cajita de «música» del principio para luego hablar de aromas.
Buen tema y bien tocado.
Me ha encantado, qué chulo!
Me gusta el relato. El final sorprende.
Felicidades
Todo tu relato está impregnado del buen perfume de una escritora. Descripciones totalmente perfectas. Además mostrando sensaciones, olores, texturas, y un final que llega y que comprendes que es fruto de un saber hacer, pero sobre todo de saber imaginar.
Me gustó mucho. Felicidades y abrazo