Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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16. DE FICCIONES Y REALIDADES (A. BARCELÓ)

El primer traje de superhéroe que tuvo se lo compró mamá allá por 1982. Luego, vinieron muchos más: Spiderman, Batman, Capitán América… Volver a ver algunas de las primeras películas de sus ídolos le da vergüenza. Le pasa lo mismo al revisar álbumes de fotos de su juventud y descubrirse vestido como Don Jhonson en Corrupción en Miami, como Tom Cruise en Top Gun

De aquellas mallas de color azul tan horteras con el slip rojo por fuera poco queda. Ahora, la moda son ceñidísimos e impresionantes diseños que resaltan la envidiable anatomía de los actores.

Salvar a la humanidad de los enemigos que amenazan la supervivencia en el planeta fue siempre su sueño. El vestidor repleto de trajes de superhéroes le servía para imaginarse en el papel.

Nunca pensó que la ficción podría dar paso a la realidad. Ahora, añade a su armario uniformes de héroes reales: el de enfermera de su prima, el de policía de su cuñada, el de reponedor de supermercado de un amigo, su propia  indumentaria de operario del servicio municipal de recogida de basuras…

 

“Un héroe es un individuo común que encuentra fuerza para perseverar y soportar a pesar de los obstáculos.”  CHRISTOFEER REEVE

 

11 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Los superhéroes, muchos de ellos creaciones de cómics de los años cincuenta del siglo pasado, responden a un afán por superar las carencias, el duro día a día, la frustración de no poder hacer más. Como muy bien has explicado, siempre nos los han representado con capa y un atuendo colorido, además de tener superpoderes, al contrario que el resto de mortales, pero que, de forma generosa, ponen al servicio del bien común.
    En estos días tan complejos nos damos cuenta de que los verdaderos héroes están a nuestro lado, son como cualquiera, pero tienen responsabilidad y humildad, sin dejar de ejercer profesiones más necesarias que nunca. Por primera vez hemos aprendido a poner el foco en ellos y, de paso, a darnos cuenta de que nadie es mejor que nadie. Lo que importa es que no se nos olvide.
    Un relato muy bien traído, acorde con el tema de la moda y con un título que le sienta como un guante. La cita final del primer Supermán en el cine refleja la sabiduría de un hombre real, más allá de su personaje.
    Un abrazo y suerte, tocayo.

    1. Barceló Martínez

      Hola, Ángel.
      He querido rendir este homenaje a la gente común. ¿Quién no ha soñado alguna vez con ser un superhéroe?
      Algunas personas minimizan su esfuerzo diciendo que simplemente cumplen con su trabajo, pero muchos no se dan cuenta de lo importante que puede ser ese trabajo, hasta que no hay nadie ahí para hacerlo.
      Durante mucho tiempo determinados oficios se han menospreciado, ninguneado e, incluso, ha habido quien se burlaba de ellos. Nadie es más que nadie, las personas que destacan para mí, aparte de por su capacidad, su esfuerzo y su dedicación, son aquellas que por más alto que lleguen siguen manteniendo los pies en el suelo. Su mayor cualidad es su humildad y su aprecio sincero a las personas que tienen «por debajo». Niguna guerra se gana solo con generales y oficiales, a ninguno se le ocurriría menospreciar a su tropa.
      Mi estimado tocayo, sé positivamente que tú eres una de esas personas grandes, gracias precisamente a tu humildad.
      Un fortísimo abrazo.

  2. Anónimo

    Como narras estupendamente, utilizando la afición de tu personaje por los superhombres, hoy los superhéroes de carne y hueso han superado a los de la fantasía, haciendo que aquellas mallas de color azul y rojo chillones, hoy luzcan descoloridas. En estos días inauditos que nunca soñamos que nos tocaría vivir hemos mandado al frente de combate a gente de las más diversas profesiones que están al pie del cañón para que la mayoría podamos estar más protegidos. Muy apropiada la frase de Reeve que tomas para redondear el relato.
    No suele ocurrirme, pero parece ser que en este caso mi subconsciente ha hecho su propia lectura y ha unido lo que nos está sucediendo, que no sabemos cómo terminará, con la vida del actor y el resultado es una clara sensación de tragedia.
    Pero dejo de lado los desvaríos del subconsciente y me quedo con el placer de leerte.
    Un abrazo, Ángel.

    1. Barceló Martínez

      Hola, Jorge.
      Se te echaba de menos por aquí y se agradece volver a tenerte.
      Creo que no podría haber encontrado mejor cita para hacer llegar el mensaje que pretendía con este relato. Como sabrás, Christopher Reeve, después de triunfar en el cine y encarnar a Superman, sufrió un tremendo accidente que le dejó paraplégico, pero eso no le hizo rendirse y caer en la autocompasión, no. Lejos de ello, siguió viviendo lo mejor y más dignamente que pudo hasta el final, es más, creo que esos años consiguió ser feliz con lo que tenía. Desde entonces dejó de ser un héroe de ficción para convertirse en uno real, uno de los que da ejemplo y sirve a los demás de modelo. Superman a su lado no tiene ningún mérito, desde mi punto de vista, él empezó a ser un superman de verdad, después de su desgracia.
      Espero que se te haya ido del subconsciente esa imagen de trágedia después de esta explicación y que la hayas cambiado por una de «VICTORIA» sobre la adversidad.

      «Solo puede ser feliz siempre, el que sepa ser feliz con todo» CONFUCIO

      Mucho ánimo Jorge. Un abrazo y felicidades por tu relato de esta convocatoria, has vuelto con fuerza.

      1. Jorge Zas

        Tienes razón, Ángel. Con el paso del tiempo me quedé con el recuerdo del accidente y se me fue borrando todo lo que vino después. Es clarísimo que el ser feliz depende fundamentalmente de nuestra actitud para lidiar con lo que nos depara la vida., siempre lo tuve claro.
        La sensación que me mandó el subconsciente sólo fue un flash que enseguida descarté, como hago normalmente con todo lo negativo.
        Gracias por la información y el mensaje de tu respuesta.

  3. Hola Barceló, buenas noches. Si te soy sincera, ha habido algunas personas de mi entorno que me han dicho, vas a escribir algo sobre lo que está sucediendo. Mi respuesta ha sido siempre: no le voy a dar ni un minuto de gloria a ese bicho porque bastante saturados estamos ya, pero, hete aquí que llegas tú con tu micro y lo has tratado tan sutilmente y con tanta elegancia, ahí, camuflado en esos trajes de héroes y heroínas, que no tengo más remedio que hacerte este comentario.
    Con tu toque personal del mundo de la fantasía, te ha quedado un micro muy alegre, resultón y reivindicativo, así que, con esos tres ingredientes, lo único que puedo hacer es, felicitarte.
    Un abrazo y feliz noche. Hoy, sin lluvia.

  4. Barceló Martínez

    Hola, estimada Mercedes.
    Decirte que yo tampoco tenía pensado escribir acerca del dichoso bichito, pero las vivencias experimentadas, algunas de ellas inimaginables para el común de los mortales hasta hace poco, impide que esté presente en nuestro subconsciente. No obstante, verás que no se menciona en el relato por ningún sitio. Lo único que he querido poner en valor es el trabajo diario y el esfuerzo de muchísimas personas que tan injustamente pasa desapercibido en el día a día. Ha tenido que llegar una situación tan extrema para que se haga visible y todos y todas lo sepamos apreciar.
    Mis padres, personas humildes y trabajadoras, desde muy pequeño, me inculcaron esta máxima: «Hijo mío, trabajar no es deshonra, deshonra es robar y matar».
    La cita de este afamado actor, con una trágica recta final en su vida, hace referencia a los individuos comunes, cuya heroicidad es vivir con lo que les toca en cada momento, saber salir adelante y ser capaces de ser felices, a pesar de la adversidad. Me parece un mensaje más necesario que nunca en los tiempos que corren.
    Es inevitable asociar lo que está pasando a mi relato, pero yo no quería ir por ahí, me gustaría que tuviera una visión periférica de la vida en general.
    Deseo que el karma te devuelva todo el bien y todo el amor que seas capaz de regalar y lo multiplique por diez.
    Un abrazo más que saludable.

    1. María José Escudero

      Muchas gracias, Ángel por este relato homenaje a todos los ciudadanos que han demostrado ser el verdadero motor de nuestra sociedad. Todos somos necesarios, igualmente importantes, pero en momentos como los que vivimos , las Bellas Personas se colocan en primera línea y responden de forma admirable a pesar de no tener superpoderes. Se merecen nuestro eterno agradecimiento. Como ves, no he podido evitar asociar tu relato con nuestra situación actual, Lo que no quiere decir que no capte el fondo del mensaje del que participó plenamente: todos con nuestro trabajo construimos la sociedad, todos, todos somos necesarios y dignos del mayor de los respetos. Buen trabajo, Ángel. Un abrazo y mucha suerte.

      1. Barceló Martínez

        Hola, María José.
        Lo primero es lo primero y eso es desear que todo esté bien en tu vida y en tu entorno.
        No puedo negar la influencia de la situación que estamos viviendo en mi propuesta de esta convocatoria, sería absurdo. Lo que sí he tratado de evitar es hacer una referencia tácita a la cuestión. Quizá en otro momento este relato no existiría, hubiera escrito acerca de cualquier otra cosa. Lo que es verdad es que siempre he defendido la idea alrededor de la que gira todo esta historia: Todo el mundo es importante, formamos parte de un todo, queramos o no, y en ese todo lo alto y lo bajo, lo bonito y lo feo, lo bueno y lo malo… tiene su función. Nadie es más que nadie por ocupar un puesto más alto que otro, pero sí se puede ser mejor: mejor profesional, mejor persona, mejor hijo o hija, padre o madre, hermano o hermana…
        A raíz de esto todo cambiará y todos y todas cambiaremos, espero que la mayoría sea para mejor, aunque hay mucha gente y, aunque casi no te conozco,
        me atrevería a incluirte entre ella, que ya ha alcanzado un alto grado de calidad humana.
        Un fuerte abrazo. Que la fuerza y la salud nos acompañe.

  5. Sin embargo, y para ser totalmente sincera, acabo de ver, y ya no me acordaba que al principio del confinamiento, escribí en mi blog un texto pequeño, porque se arruinaron unos planes muy deseados.
    Así que ya ves, todos tenemos ese minuto de debilidad. Un abrazo.

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