13. DE PROFESIÓN: ESCRITOR (Carles Quílez)
– Y, entonces, dígame, ¿gana algo con esto?
– Ni un céntimo, señor.
– En ese caso, lo siento, pero no puedo incluirle en este cuento. ¿No ha visto el título? Es sólo para profesionales.
– Ya, pero el caso es que yo escribo.
– ¿Y qué escribe?
– Microrrelatos.
– Pffff. Pues peor me lo pone todavía.
– Mire, lamento plantearle este conflicto, pero, compréndame… ¡Necesito expresarme!
– Claro, claro. ¿Ha terminado?
– Sí. No.
Hola, Carles.
Resumes a la perfección esta narcosis que supone escribir. En efecto, hacerlo es vivir o revivir, pese a Rimbaud que sostenía que había perdido su vida por la literatura. La perdió porque murió muy joven, pienso yo. Que buen micro con su introducción, nudo y desenlace. Y un final atómico, buenísimo. Si. No. Un final memorable, antológico.
Adeu. Un abrazote.
Ah, Rimbaud fue el auténtico «enfant terrible» de la poesía francesa y lo que le mató fue… la vida.
Gracias por comentar, Martín, y por tus elogiosas palabras.
Salut!
Carles, pones el dedo en la llaga, de una manera amable y divertida. Me refiero a que la microliteratura todavía está muy lejos de ser considerada al mismo nivel que el resto de géneros clásicos. Me gusta mucho tu microrrelato. Enhorabuena.
Besos.
Tiempo al tiempo, María José.
Muchas gracias y un beso.
No puedo estar más de acuerdo con María José y con Eduardo. Muchos, por desgracia, no creen que los microrrelatos sean literatura, supongo que porque, debido a su corta extensión, les parece algo demasiado fácil de crear (y además no luce en las manos o en la estantería como una novela con sus colorines y sus tapas duras). Lo peor es que muchas veces ni aceptan darles una oportunidad. Sin embargo, otros, los equiparamos a lo que haga falta, cada uno en lo suyo y en su momento. En cuanto a lo de la profesión: seguro que admitirían a cualquier politico o famosillo generador de ganancias. Enhorabuena, Carles. Suerte y saludos.
Bueno, de hecho, Jesús, hace unas pocas semanas anunciaron a bombo y platillo que una presentadora de Antena 3, Mónica Carrillo, había escrito un libro de microrrelatos (en un programa de antena 3, por supuesto).
En cuanto a si los microrrelatos son o no literatura, yo creo que, en este caso, la medida no importa. Lo que importa es que se cuente una historia con arreglo a técnicas literarias y que exista un conflicto.
Saludos cordiales.
Aunque el género del microrrelato atraviesa un momento de mucha actividad, es cierto que nunca será considerado como buena literatura. Esa es la espinita que tenemos clavada. Pero el microrrelato también tiene su intringulis. Sobre esto, algo dijo Carlos Marx a Engels: «Lamento escribirte una carta tan larga, pero no tengo tiempo de hacerla más corta» Ahí lo dejo…
Me gusta tu relato, Carles. Su frase final da para pensar. Besos.
Hola, Olga. Hay verdaderas joyas literarias en el mundo de los microrrelatos, no me cabe ninguna duda. Quizás algún día tengan su reconocimiento. ¿Quien podía imaginarse que le darían el Nobel de literatura a Bob Dylan??
Besos y gracias por comentar.
Hola Carles, un relato brillante, el humor te permite «colocar» el mensaje con mucho más impacto. Felicidades y suerte.
Muchas gracias, Asier. Es cierto que el humor es un bun engrasante.
Saludos cordiales.
Con los respetos debidos a los géneros más largos, el auge actual del microrrelato no es flor de un día. En estos tiempos de consumo rápido tiene el terreno abonado, aunque, pese a ello, es de temer que nunca sea reconocido del todo el merito de contar mucho con poco.
La última línea de diálogo de tu relato, acertadamente breve, creo que el final mas abierto y escueto posible, todo un homenaje al género.
Un abrazo fuerte, Carles. Suerte
Muchas gracias, Ángel. Efectivamente, el final quería ser un homenjae al género. En realidad, todo el micro, desde la primera palabra, pretendía serlo.
Abrazo, amigo.
El diálogo, si breve y bueno, deja un pozo abierto para que el que lea la historia y tire la piedra, ponga la última palabra.
Entre un sí (afirmarnos) y un no (negarnos a nosotros mismos), se ha escrito gran parte de la mejor literatura que he leído. O no.
Mis respetos, Sr Quílez, maestro del diálogo.
Y a veces, un «No» también puede llegar a ser incluso un símbolo de autoafirmación.
Gracias por comentar, Manuel, aunque eso de maestro, me parece que me queda grande.
Carles, buen tono y final, y mucha crítica; ingredientes que has manaejado con humor. Suerte y saludos
Para mí, una de las mayores virtudes del microrrelato y que muestra su grandeza es que, a pesar de su tamaño, paradójicamente, cabe de todo.
Saludos cordiales.
Breve y bueno.
¿Quién dijo que el microrrelato no es buena literatura? Lo mismo se dijo de tantos otros géneros que acabaron alcanzando una gran difusión después. Hay que concederle, al menos, el mérito de que sea un género en auge. ¿Quién podría compartir por aquí novelas interminables? ¿Cómo escribir una obra completa en la servilleta de un restaurante? Un microrrelato es como un poema, un mundo dentro de otro, y este tuyo se lleva mi aplauso.
Enhorabuena, Carles.
Tienes toda la razón, Manoli. A estas alturas, cuando ya llevo leídos miles de microrrelatos, todavía me sorprende el hecho de que quepan tantas historias en tan pocas palabras. Algunos quizás no lo consideren un género, pero lo que es indudable es que, sea lo que sea, alberga magia.
Saludos cordiales.
Un canto y defensa de la brevedad, y con un final que resume la magia del microrrelato. Enhorabuena, Carles. Abrazos y suerte.
Pues eso, Salvador. Exactamente eso.
Gracias por comentar y un abrazo.
Ole la microliteratura, las microhistorias, los microrrelatistas y ole tú por este micro que expresa perfectamente el sentir de muchos de los que escribimos contando (pocas) palabras.
Grande, Carles.
Beso grande para ti.
Malu.
Y otro ole para ti, mi querida Malu.
Y otro beso grande para ti, y ya puestos, un queso también.
Buen y certero homenaje para todos aquellos que nos gusta escribir breve.
Un dialogo al que ni le sobra ni le falta una palabra para quedarse así de redondo.
Un final abierto, una duda en el aire, un escritor con mucha pluma seguro como quien ha escrito este genial micro.
¡Ole Carles! Un beso grande.
Y en esa zona difusa donde los microrrelatos se vuelven poéticos, habita una pluma amiga y muy azul, a la que tengo mucha estima por su generosidad.
Gracias por tus palabras, Belén, y un beso.
Carles, gran homenaje el tuyo para la microliteratura que a tantos nos enamora, aunque no se nos considere profesionales, lo que es seguro es que somos escritores.
Enhorabuena, Carles.
Besos apretados.
Pues eso, Pilar. No dejemos nunca de reivindicarnos: ¡somos escritores!
Gracias por comentar y un beso.
Al tipo este que ha puesto el título nuestro relatista le debería contestar que lo revise, que se lo piense un poco más, que el título es muy importante, y con un título más amplio daría cabida a más gente, como por ejemplo «De profesión: emocionador».
Además, para hacer trabajar la imaginación del lector no hay como ahorrar palabras, contar lo mínimo y dejar al lector pasmado con un final inesperado. O no.
Besos. O abrazos.
Ay, ay, vaya «palo» me has dado, Carme. Además de sonrojarme, creo que me ha salido un chichón.
Petó.
En cuanto te lean, cambian de opinión.
Sí o sí.
Un abrazo, Carles
Ojalá tengas razón, mi apreciada Margarita, creo que la respuesta está en la distancia que media entre el si condicional y el sí afirmativo.
Beso.