105. DE TACONES Y LEPIDÓPTEROS
No le gustaba para nada su vida, así que se la quitó. Se quitó esa, la de escafandra y sumisión, la que pesaba como traje de buzo, y en el rubor de su recuperada desnudez se enfundó otra más liviana, acorde con sus ganas de elevarse.
Tras rebuscar en el armario se puso el vestido verde que tanto le gustaba (por empezar tarde y acabar pronto) y se sumió en el vértigo de unos zapatos de tacón de aguja. Por pendientes dos mariposas, perfectas para iniciar el vuelo, pues mismo pareciesen, en su relieve, tener las alas henchidas de helio. Decidió —también— soltarse la melena, ya sin miedo a que se le enredase en los rosales mustios del jardín.
Antes de irse echó un último vistazo al que nunca consideró su hogar. Demasiada soledad, demasiado silencio amortecido. Se acercó a la cocina y encendió la radio: una tal Celia aseguraba, con exacerbado optimismo, que la vida era un carnaval. No pudo evitar sonreír. Ni siquiera cuando, al salir de allí y en un acto de comedida rebeldía, sopesó la posibilidad de no cerrar la puerta. Ya no tenía necesidad de hacerlo.
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Muy bueno Jose Ramón. El título preciosísimo, a juego con la historia. Y me ha hecho gracia como enlazas el relato con la canción…jajaja
«Muchas gracias, Reve Llyn! Me congratulas.
No está nada mal empezar una vida nueva con un vestido verde esperanza y unas alas, aunque sean frágiles. Y si encima a ese comienzo le pones banda sonora de doña Celia, que era energía, goce y vitalidad en estado puro, seguro que tu protagonista podrá al fin ser feliz. Besos y suerte.
¡Gracias Ana! Mi protagonista es feliz desde que pensó en serlo. 🙂
Relato de la valentía precisa para introducir un giro de 360 grados a una vida. Magnífico título. Me gustó el relato.
Suerte José Ramón.
Ton.
¡Gracias Ton! La verdad es que yo diría mejor 720° porque tuvo que darle un par de vueltas al asunto. XD
Buena forma de narrarnos la «huida del hogar». He seguido la transformación de la «prota» muy atenta, hasta el final.
Mucha suerte, José Ramón
¡Gracias María Jesús! A veces huir es simplemente coger carrerilla para llegar con fuerza hacia otro lugar.
José Ramón, esperanzadora y agil historia, llena de matices y nuevas sensaciones para tu protagonista. Suerte y saludos
¡Gracias! Ágiles tus esperanzadores palabras, Calamanda. Saludos.
*esperanzadoras
Muy bueno el uso de la canción que, casualmente, suena en la radio, en el momento más adecuado. Como dice Celia Cruz, en ella: «no hay que llorar, que la vida es un carnaval». Todos tendríamos que aplicarnos esa filosofía de vida. ¡Enhorabuena, José Ramón!
¡Gracias María José! Si es que Celia era mucha Celia, y esa canción todo un manifiesto de vida. Saludos.
La decisión de un cambio conlleva sobre todo una actitud, saber que lo anterior quedará para siempre. Abrir las alas en pos de un sueño.
Me encantó.
Un abrazo y suerte.
¡Gracias El Moli! Efectivamente, aunque el primer vuelo siempre sea el que más cuesta. No es fácil tomar la decisión de saltar al vacío por primera vez.
Saludos.