71. De vuelta al hogar
“Ya estoy en casa” se dice esperanzado el soldado Jim Thompson. Con su rostro desfigurado e irreconocible por una granada en Vietnam intenta ensayar un gesto emocionado y repite esa misma frase en un susurro. Pero por experiencia sabe que solo consigue una mueca terrorífica acompañada por el gañido de un grajo moribundo.Ya en la puerta, el felpudo mugriento y ajado no ofrece buenas perspectivas. Antes de tocar el timbre escucha una fuerte discusión entre el señor y la señora Thompson. A escondidas mira por la ventana y ve el espectáculo desolador de una pareja de borrachos tiràndose los trastos a la cabeza. Desilusionado se arranca la placa y la mete en el destartalado buzón de los Thompson. Se aleja y abre el petate. Entre una ristra de chapas identificativas, de las que cada vez quedan menos, coge una al azar. Esta vez probará suerte con la familia del cabo Chester Waterford.
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Con un rostro tan desfigurado que podría ser el de cualquiera, tu protagonista busca el calor humano en alguna de las familias de sus compañeros caídos en combate. Una víctima de la guerra, que amparado en una mentira, trata de rehacer su vida, coartada de forma profunda, aunque sea por métodos espurios, recurriendo al engaño.
Un relato muy imaginativo, consigue sorprender, al tiempo que transmite un mensaje sobre el absurdo de la guerra.
Un saludo y suerte, Germán
Aprovechar el hecho de haber quedado irreconocible para buscar una vida mejor.
Un relato original y bien narrado.
Suerte, Germán.
Original y desgarrador. De los que piden relecturas para confirmar que has comprendido bien la primera vez. Muy bueno.
Me gusta como este pobre diablo busca una familia para ser querido y protegido si pudiera ser.
Una idea bien desarrollada!
Muy interesante ese regreso a casa del soldado. Visto lo visto, mejor hacerse hijo de cualquiera. La cara desfigurada lo permite. Saludos y suerte, Germán.