128. Déjame
Corría el 82 cuando yo me encaminaba despacio al temible vestíbulo de los 40. Era el año de Naranjito, del Totus Tuus, de la muerte de Chanquete, de Felipe González, pero sin duda, no era mi año.
Había vivido con 3 hombres y me había desvivido por otros tantos. El último me dejó sus preservativos en la mesilla de noche, su sonrisa en el felpudo y como últimos regalos, un embarazo de tan sólo una falta y una canción de Los Secretos, en la radio que me servía de despertador.
DEJAME, cantaba la emisora y el capullo del locutor ensalzaba las letras de aquel grupo mientras la lluvia caía intensa por el espejo ante el que me prometí, tiempo atrás, no volverme a enamorar.
De un manotazo, acallé la radio y me di la vuelta en la cama. El hueco de su ausencia, de la de los otros, de todos ellos, se cubrió de seda y un pellizco en el vientre, me recordó que tenía más de mil razones que valían la pena.
Siempre hay razones. Suerte.
Siempre, Rosa.
Gracias
Ahora tiene una buena razón para centrarse, una muy buena, que la use y deje de ser tan enamoradiza de quien no conviene.
Suerte
Ahora tiene la mejor de las razones.
Gracias, Luisa
Hace no mucho escribí un relato largo basándome en la misma canción. Qué casualidad. Aunque mi historia era un pelín más trágica. La tuya, con tanta referencia ochentera, me ha llevado a mis años de EGB y me ha encantado.
Y es que una buena canción da para mucho.
Mucha Suerte.
Yo también soy niña EGB. Bonitos recuerdos.
Ya me enseñarás tu relato, siento curiosidad.
Besos
Ohhhhhhhhhhhhhhhh…pero que historia tan intensa y completita has armado en quince líneas. Toda una vida ;P
Los límites los pone JAMS, jejeje.
Besos
Seguro que si la lluvia caía intensa, sobre un vidrio mojado escribiste su nombre sin darte cuenta, 🙂 Me encanta el relato y los referentes musicales que también son los míos. Siempre hay mas de mil palabras, mas de mil razones que valen la pena. ¡¡Enhorabuena!!
Oleee, me gusta que hayas encontrado los guiños a la música.
Siempre más de mil motivos.
Qué gran año aquel en el que todo parecía posible. Nadie como Los Secretos en esa canción mítica para reflejar que en esas relaciones de usar y tirar siempre queda un damnificado. Sin embargo, el hueco de una ausencia puede cubrirse de seda ante la perspectiva de una realidad nueva, que tu protagonista acepta con positividad, una cualidad que predomina al final del relato sobre la tentación del derrotismo.
Un abrazo fuerte Raquel. Suerte
Siempre hay que mirar hacia adelante, más que nada por no golpearse con las farolas.
Aquel año yo era una niña y tenía en mis manos un diario. Escribí en él todos aquellos cambios que creíamos cambiarían la historia de un país. Nada más lejos…
Siempre nos quedarán Los Secretos
Decía el maestro Sabina que tenía «más de cien motivos para no cortarse de un tajo las venas»… a tu protagonista le basta uno, quizás el más importante de todos,así que hoy, 34 años después estoy segura de que su bebé es todo un hombre o una mujer del que sentirse orgullosa.
Me gusta mucho tu relato Raquel, además el «Déjame» es una de mis canciones favoritas de adolescencia (me sigue gustando mucho todavía)y me trae muy buenos recuerdos de tocarla a la guitarra con los amigos en verano… ya ves, toda una evocación.
Mucha suerte y a ver qué pasa!
Besos,
Sandra 🙂
Sabina y Los Secretos también marcaron mi adolescencia, esa que aún sigue conmigo aunque el espejo diga lo contrario.
Besos.
Precioso micro y con esa canción de fondo de los hermanos Urquijo que fue todo un himno en los años ochenta. Me encanta. Y qué bien que la protagonista no deje escapar su oportunidad. Un beso y mucha suerte.
Los ochenta nos dejaron muchos himnos. Buenos años para la música.
Muchas gracias
Raquel, razones suficientes para mandar a todos a paseo. Suerte.
Besicos muchos
A todos, todos, no. Pero casi, jeje.
Besos
Un relato de secretos, dejó el cobarde en su huída el mejor regalo….claro que no lo sabía !!!! Precioso relato Raquel, como vés me animé y ahora ando por aquí aprendiendo de los que sabeis. No hay nada que ahora ya, puedas hacer….más que esperar y mucha suerte que te la mereces
Aquí nadie sabe nada y eso es lo bonito. Compartir es lo que cuenta para contar cuentos.
Me alegra que estés por aquí.
Nos leemos, suerte para tí también.
Nos llevas de la mano por esa vida destrozada, para regalarnos un final esperanzador. Me ha encantado TODO.
Suerte Raquel.
Ton.
Ese TODO, me vale todo viniendo de tí.
Gracias, Ton.
Beotes
…no juegues más con nosotros, pobres mortales que seguimos nuestro camino sin lograr tus triples mortales, Piel querida. Me erizas. Suerte, campeona, te sobrará. Besos epidérmicos.
Que ‘mortal’ me ha quedado todo… 😛
jajajaaja, de muerte.
Bicos, con faroles o sin ellos, a plena luz.
Tomo nota de tu idea, me gusta.
Besos de vuelta.
Preciosa letra para una magnífica banda sonora.
¡Suerte!
Me gusta con la cadencias que cuentas el relato. No conozco la canción, me quedo con tus letras.
Felicidades y buen tiempo
Un relato estupendo, con banda sonora y todo un abanico de referencias a la memoria. Lo mejor, para mí, la lluvia cayendo intensa, como el coraje de esa mujer que sigue adelante, sola, como tantas. Valiente.
Suerte y abrazos,
Raquel, cuantas evocaciones a la nostalgia en tu cuento y cuanta esperanza ante la oportunidad de esperar un hijo. Suerte y saludos
Me gusta que cuando el foco parece puesto en la intrincada y poco afortunada vida amorosa de la protagonista, apunte a esa nueva vida. Me parece un giro justificado y que dice mucho. ¡Enhorabuena!