15. Del matrimonio, Campanilla y otras ilusiones ópticas.
¡Quiquiriquí! Ostras, las seis. Ricky, Ricky, que ya tocó, digo, que ya cantó, ja, ja, la que salva tener un buen gallo. Y eso que había puesto dos despertadores. ¿Preparas café y haces unas pastas para almorzar? ¡Cocoricó! Mariló, Bertín, arriba, hay que llegar temprano el primer día de clase, riiing…, vamos, digo yo, riiing… lo que faltaba, riiing…, el fijo ahora, riiing…, Ricky, cógelo tú, será Adrián pidiendo dinero, riiing… ¡Quicoricó! Que me voy, hazle una transferencia a tu hijo y dale de comer a los conejos, yo ya le puse a la gata y al perrito. Para Bertín la tortuga, el canario y los pericos, y Mariló que recoja los huevos de las gallinas y los tomates de la huerta. ¡Cocoriquí! Adios-adiós, y no me esperen a comer, que tengo la mamografía en el hospital… ¿dónde habré puesto…? ni a merendar, que tengo pleno municipal… ¡aquí están! …ni a cenar, que tengo reunión del APA, del AMPA, o como se diga. ¿Por qué me meteré en tantos líos? Nos engañaron de pequeñas con el matrimonio, Campanilla y demás ilusiones ópticas. El próximo verano nos vamos a París, Lisboa… adonde sea. ¡Quiquiriquí! No, Pavarotti, tú te quedas.
¡Jopé, déjanos respirar! ¿Dónde se quedó la bucólica vida en el campo de la que tanto se habla en la ciudad? Muy bueno . Suerte y saludos.
Hola, Jesús. Gracias por tus comentarios. ¿Dónde quedó? No lo sé. El mundo ya no es el que era, jaja. Adaptarse o morir. Saludos y suerte para ti también. Ciao.
Que el gallo se llame Pavarotti me ha impactado, jaja. ¡Para que luego digan que no hay estrés en los pueblos! Me ha gustado tu relato, José Ignacio.
Un abrazo.
María José
Con lo de Pavarotti y que te guste el relato, me doy por satisfecho. Gracias. Un abrazo y suerte para ti también. Ciao.
Está claro que la tranquilidad o el ajetreo no depende de dónde se viva, sino de cómo se viva. La diferencia de estar viviendo en el campo es que seguramente tus protagonistas, al menos hasta las seis que cante Pavarotti, dormirán de un tirón. Un relato trepidante y divertido que fluye de maravilla. Felicidades y un saludo, José Ignacio.
Hola, Inma. Gracias por pasarte y dejar tus comentarios. Se agradecen mucho. Saludos, abrazos y felicidades para ti también. Ciao.
Qué buen tratamiento de la estresante jornada de una mujer rural. Todo son prisas y obligaciones, y eso de llamar Pavaroti al perro, una genialidad.Je,je,je.
Hola, Paloma, gracias por pasarte y comentar. Se agradece mucho (Ay! En que estarás pensando. ¡Al gallo! ¡Al gallo! El gallo se llama Pavarotti, jajajajaja…). Abrazotes…
José Ignacio, muy bueno y bien contado. Suerte y saludos
Gracias, Calamanda, por tus comentarios tan positivos. Suerte y saludos para ti también. Ciao.
Así viva en el campo, rodeada de naturaleza, el acelere de esta mujer es palpable… Ocuparse de todo y de todos y encima tener que irse a hacer una mamografía… ¡Flor de ilusión óptica el matrimonio! Le doy toda la razón a la señora 😉
Me gustó mucho, pero mucho, JOSÉ IGNACIO.
Cariños,
Mariángeles
Gracias, Mariángeles por tus comentarios tan positivos. Me alegra que te haya gustado. Suerte y saludos para ti también. Ciao.