51. DEL OLIMPO AL TEBEO (Rafa Olivares)
Aunque se sabe mucho de Chronos, dios del tiempo, poco se conoce de su hermana Ananké, la deidad de la inevitabilidad. Al primero se le atribuye la creación del devenir inexorable de momentos y sucesos. Cierto que con la loable intención de poner algo de orden en el caos existente en el universo, vale, pero por su atolondramiento aún estamos sufriendo sus perversos efectos colaterales. Conceptos como envejecer, inventos como el despertador o ideas como las listas médicas de espera no existirían sin ese fatídico contador perpetuo. Nuestra vida sería bien distinta. Pero no dejemos de lado a la hermanita. Por la gracia de Ananké, por ejemplo, no hay Navidades sin Pretty Woman ni fabada sin flatulencias, el pobre Santiago Nasar no tuvo escapatoria a su muerte anunciada y las tostadas, como nos hizo ver Murphy, siempre caen por el lado de la mantequilla. El único alivio que podemos reconocer a la pareja de hermanos, es que, sin duda, sirvieron de inspiración al dibujante Escobar para crear sus personajes de Zipi y Zape.
No concibo la infancia sin tebeos, que aún releo, sin renegar del niño que un día fui y mantengo dentro. Los personajes estrella de Escobar han hecho las delicias de muchos de nosotros. La comparación entre ellos y esos hermanos griegos parece apropiada, en tanto unos y otros, dioses y personajes de cómic, se caracterizan por complicar la vida a sus semejantes; pero mientras los primeros nos limitan y condicionan, los segundos divierten con sus travesuras, de las que seguramente hemos disfrutado tanto porque no llegaban a afectarnos de forma directa, se quedaban en el papel.
Tenía entendido que Zipi y Zape se basaban en otros personajes alemanes, Max y Moritz, pero me parece mucho más imaginativa, acertada y plausible tu argumentada y original comparación.
Un abrazo y suerte, Rafa
Con la genialidad y el humor propios de la marca Olivares.
Probablemente, el creado de Max y Moritz también encontró la inspiración en los hermanos dioses, que sin duda fueron anteriores.
Gracias, Ángel, por tu siempre acertado y generoso comentario.
Un abrazo.
Gracias, Edita. No deja de ser una pose ante la vida.
Un beso.