Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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32. Demasiado tarde (Patxi Hinojosa)

Corrían años sombríos en los que la utopía, con la ligereza que otorga la soberbia, nos engañaba disfrazándose de esperanza. Un nudo en la garganta le impidió calzarse el disfraz que requería la ocasión; ni siquiera fue capaz de colocarse la máscara adecuada. Titubeó al ofrecer una modesta propina a aquel operario al que vio bajar las escaleras a la par que lo hacía su ánimo, pues como casi siempre era portador de unas noticias que hubiera deseado no portar jamás; entonces cerró la puerta y, en una reacción vehemente, hizo una bola deforme con el papel del telegrama y la arrojó con furia contra una pared que apenas la sintió.

Hacía días que algo no iba bien, que en aquel rincón de Mar del Plata que lo acogió años atrás y en cuyas playas solía perderse buscando el reflejo y la llamada de su tierra cuando le invadía la morriña, sólo encontraba plomo, y esas olas que le confiaban sus secretos desde lejos antes de romper en sus orillas, lo hacían ahora en un dialecto que no lograba entender, o no quería…

Acudiría a la llamada, sí, mas con la seguridad de que sería ya demasiado tarde.

12 Responses

  1. Martín Zurita

    Hola, Patxi.
    Un texto en su primera parte misterioso. Pero, bueno, al cabo se refleja el desencanto de un emigrante que acude a una llamada que se le solicita en un telegrama que hace trizas. Un texto que deja amplio margen interpretativo al lector. Un texto generoso y muy bien escrito.
    Enhorabuena. Un abrazo.

  2. Jesús Garabato Rodríguez

    Como decimos en ocasiones el tuyo es un texto con diversos niveles de lectura e interpretación. Además, está escrito con un prosa atractiva y casi adictiva con esos años sombríos, esa soberbia, esa ¿falsa? esperanza… Enhorabuena, Patxi. Suerte y un saludo.

    1. Hola, Inés. Muchas gracias por leer y comentar mi primera incursión en ENTC, y por tus deseos. Para satisfacer tu curiosidad, te diré que he tratado de adornar la historia de un emigrante al que la distancia que suponía un océano de por medio en la primera mitad del siglo pasado añadía un plus de sufrimiento cuando de atender a una urgencia familiar se trataba, como fue el caso de tantos gallegos que tuvieron que emigrar a Sudamérica y no pudieron llegar a tiempo para dar el último adiós a algún ser querido. Te envío un saludo muy cordial.

  3. Celebro encontrarte por aquí, amigo Patxi.

    Tu enigmático texto deja entrever una espera tan larga que la morriña acaba llenando de desencanto… esperemos que tu protagonista cuando, finalmente, decida acudir a esa llamada todavía pueda encontrar, al menos, un eco de lo que en su día fue y en su interior pervive.

    Un texto magistralmente escrito.

    Abrazos.

    1. Manoli, querida amiga, muchas gracias por tu recibimiento y por leer y comentar mi humilde relato, que no creo que se merezca tu comentario final. En otros agradecimientos he esbozado la idea que pretendía que se intuyera con mis letras, y no sé si después de conocerla, de una segunda lectura saldrían igual de bien paradas. Abrazos también para ti.

  4. María José Viz Blanco

    Engarzando muy bien el misterio con la calidad en la escritura, provocas, Patxi, unas ganas irrefrenables de que se resuelvan las dudas que generas en el lector. Me ha gustado mucho.
    Un abrazo.

    1. Muchas gracias, María José, por tu tiempo para la lectura de este relato, y por tan halagador comentario. Como he comentado a otra compañera, te diré que he tratado de adornar la historia de un emigrante al que la distancia que suponía un océano de por medio en la primera mitad del siglo pasado añadía un plus de sufrimiento cuando de atender a una urgencia familiar se trataba, como fue el caso de tantos gallegos que tuvieron que emigrar a Sudamérica y no pudieron llegar a tiempo para dar el último adiós a algún ser querido. Otro abrazo de vuelta para ti.

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