48. DES-AFORTUNADO (Rosa Gómez)
Mamá gallina se afanaba en sacar adelante su camada: uno, dos, tres, hasta trece. Pero el último, ¿dónde tenía la cabeza?, ¡era un pollo sin cabeza!, un cuerpecito cubierto de plumas y dos patitas, ¡que se movían! Angustiada por el futuro de su hijo lo empujó esperando que ocurriera un milagro, y ocurrió. El pequeño empezó a rebozarse en el comedero y cuando ya estuvo satisfecho lo hizo en el bebedero. Sus plumas, al igual que las hojas de los árboles, captaban alimento y agua, además le ayudaban a orientarse. Los hermanos rehuían de su lado extrañados, mientras que el resto de animales procesionaban por el gallinero: unos lamentaban su desgracia, otros simplemente se mofaban de su aspecto. Papá gallo lo protegía de agresiones externas, y la madre le prestaba su calor nocturno. Cuando los dueños de la granja lo vieron, creyeron poseer “el pollito de los huevos de oro”, aunque desistieron, demasiado esfuerzo para tan poco beneficio.
El animal, ajeno a tantos sentimientos encontrados, vivía feliz. Un día enviaron a sus hermanos hacia un destino incierto, pero él, por su condición de único, se salvó de una muerte demasiado precoz, incluso para un pollo con cabeza.
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Hola, Rosa. La verdad es que este pollito sin cabeza me dio un poco de impresión, y salvando las distancias, me recordó al jinete sin cabeza de la película de Jhonny Depp. El micro, por otra parte, me recordó el refrán que dice que «la suerte de la fea, la linda la desea», porque de no ser por su característica falta de cabeza, el pollito hubiera tenido el mismo destino que sus hermanos, que no es difícil de imaginar…
Un wabi sabi muy particular el que has escrito.
Cariños,
Mariángeles
Simpático, optimista, juguetón (con las palabras) y bastante más profundo de lo que parece.
Gracias por comentar. En este caso, que parece tener un destino previsible, resulta que es todo lo contrario. Cómo la vida misma!
Rosa, que original tu historia. A veces lo que empieza mal acaba muy bien. Como le ha pasado a este pollito sin cabeza.
Suerte con este relato tan especial.
Un abrazo
Rosa, qué historia tan original, surrealista y divertida. Aunque confieso que un poco de yuyu sí que me da, me recuerda a mi abuela rompiendo el cuello a las gallinas del corral, creo que me dejó un pequeño trauma. Aun así, me reafirmo en que es un micro sorprendente, y eso no es nada fácil, con la cantidad y calidad de micros que se leen por aquí.
Un abrazo y suerte.
Gracias María y Rosalía. Cuando era pequeña tuvimos en el corral una gallina que tenía el cuello girado hacia atrás, por lo que no veía lo que tenía delante y tropezaba continuamente. Desde nuestra ingenuidad cruel nos reíamos de la gallina. Me acordé de ella para hacer el relato, pero ya con la perspectiva de que la discapacidad puede generar distintas formas de entenderla y comprenderla.
Me gusta mucho conocer la intrahistoria de los relatos)
Hola Rosa:
Un patito feo de una calidad y un aire muy adictivo. Tú relato tiene muchas lecturas (lo efímero, la diferencia, el maltrato animal…) pero por encima de todo es una historia que nos mantiene atentos hasta ese final en que nos dejas la reflexión.
Enhorabuena y suerte
Si es un poco fábula el relato. Aunque la discapacidad es el tema central, también vale para todos aquellos que nos creemos “normales”: quien no ha vivido el rechazo, la burla, la protección, la lástima etc. El saber o poder gestionar esos sentimientos proyectados por los demás hacia nosotros, es un verdadero reto frente a la vida.
Gracias por tu comentario, aprendo más de mi relato por como lo entendéis vosotros que por lo que he creído transmitir.
Rosa, me parece una historia sorprendente y que tiene de todo. A mí me gustan especialmente los finales felices y tu micro lo tiene, al menos para el pobre pollito sin cabeza. Enhorabuena y mucha suerte!
Hola Sara, un pollito sin cabeza tiene todas las papeletas para acabar muy mal. Pero como el papel es muy sufrido y tengo libertad para escribir lo que me da la gana, decido que es un pollito feliz pese a quien le pese. ¡Ya está bien,
La imperfección y el no ser completo se pueden convertir en un problema de integración social, pero, para compensar esa balanza desequilibrada de fábrica, también puede ser una garantía de supervivencia. El prefijo «des», de solo tres letras, tenía que morder el polvo ante las diez de «afortunado».
Un relato para todos los públicos con nítido mensaje.
Un abrazo y suerte, Rosa
Gracias Angel, muy ingenioso “ lo de morder el polvo” del prefijo frente al adjetivo.
Un pollito peculiar, le salvó su wabi sabi. Un relato que encierra una gran crítica social. Genial, Rosa.
¡Abrazo!
Vaya, hay que ver lo que sabemos criticar, nos pasamos la vida haciéndolo. Es posible que el ser humano disfrute más con la crítica que con la alabanza? O es que tenemos mas defectos que virtudes?
En todo caso esto es lo que me ha salido.
Gracias Aurora, seguimos inventando historias.
Una crítica, una denuncia, una observación,… un análisis de lo que sucede en la sociedad en un texto es bueno, Rosa, muy bueno, igual me has interpretado mal.
Perdona, no lo decía por tu comentario sino por el ser humano, precisamente al hilo de lo que has escrito he querido reflexionar sobre eso: que tendemos a escribir sobre situaciones negativas más que de lo bueno de la vida.
Tu comentario me hace llegar a otros lugares y eso me gusta.
Gracias Aurora.
Gracias a ti, Rosa, está genial
Una buena manera de reescribir el cuento del patito feo. Aquí el pollito sin cabeza se libra de la muerte para alimentar humanos. Me ha gustado, muy simpático y con muy buenas descripciones. Suerte
Hola, Rosa, a mí también me ha recordado al patito feo del cuento, pero me ha sorprendido mucho y bien tu planteamiento. A tu pollito no le ha hecho falta volverse cisne para salir airoso. Precisamente mantener su imperfección le ha favorecido, salvándolo de la cazuela. Ingenioso, divertido y muy aleccionador tu relato. Abrazo y suerte.
Una fábula llena de significado, Rosa. Un ser imperfecto y único, que provoca extrañeza, compasión o rechazo. Pero precisamente esa condición única lo salva de una muerte segura. Un mensaje positivo en un mundo en el que suele ocurrir precisamente lo contrario. Enhorabuena.
Un abrazo y suerte.