92. Desafío
Correré. Correré como nadie. Como un guepardo hambriento. Cinco mil metros… lisos, ondulados, retorcidos, como me los presenten… Y llegaré. Me verás agarrar ese trozo de oro, y entenderás que sí que soy capaz. Dejarás de penar por mi piel pálida, mi cuerpecillo enclenque y mi mirada triste. Porque llega el momento en que la fiera que me habita se despierte a golpes de tus miradas de resignación. Joder, sí que podré. Podré como un día pude desanclarme de ti y atreverme a vivir. Y ¿sabes cuál será mi mayor recompensa? Pensarte oyendo el eco del redondel de oro cayendo pozo abajo en busca de la negrura de la paz.
En pocas palabras cuentas toda una historia. La Olimpiada del desamor y sus consecuencias en alguien aparentemente mediocre con un enorme potencial interno.
La última frase «Pensarte oyendo el eco del redondel de oro…», Sensacional.
Toda la suerte para este relato
Gracias por tu reflexión y tus buenos deseos, María Jesús. Me gusta que te guste esa frase, la paz no siempre es una paloma blanca.
Suerte para ti también.
Muy bello texto el que compartes con nosotros. Se intuye un atisbo de esperanza tras el deseo de invertir el desprecio recibido hasta ahora. Eso ya supone un logro. Suerte y un saludo.
Muchas gracias por tu tiempo y tus palabras, Jesús. Sí que supone un logro, no siempre se logra avanzar…
Suerte y un saludo para ti también.
Muchas gracias, Ana. Me reencuentro con este sitio después de un tiempo y es entrañable encontrar que sigues buscando tiempo para todos. Eres un encanto.
¡Que tengas mucha suerte!
Saludos
Coraje, esa es la palabra que me ha venido a la mente al leer tu relato. Muy buena historia, esbozada en unas pocas palabras y con un trasfondo potente de superación (no solo en lo deportivo). Me gusta que esa segunda historia no esté muy clara, que cada lector la componga a partir de las pistas que das.
Suerte y abrazos,
Gracias por tus palabras, cuando escribimos dejando puertas abiertas para que los demás entren y conseguimos que entren, ya tenemos premio.
Mucha suerte para ti también, Anna.
Abrazos
Un relato con fuerza. Rabia, amargura deseo de venganza y un pozo demasiado profundo.
Un saludo, Luz, y suerte.
Gracias por tu tiempo y tus palabras, Margarita.
Saludos