30. Desdoblamiento
Acodada a la ventana, la mujer entretenía sus horas contemplando a los gorriones. Saltaban por los tejados, cogían briznas con el pico, aleteaban en los cristales… Sus trinos parecían risas, la despertaban al amanecer y acompañaban su rutina. Envidiaba su libertad y ¡cuánto los echaba de menos los días de lluvia! Eran su único vínculo con el mundo y, a veces, imaginaba cómo sería regresar a esa vida de la que hacía tanto había abdicado. Pero al fantasear el más leve contacto humano, su corazón se desbocaba al instante y el pánico paralizaba su cuerpo. Regresaba entonces a la calidez de sus libros, al refugio interior que le habían construido, a su espacio de silencio y soledad.
«¡Qué sobrevalorada está la compañía!», musitaba luego, tristeza aplacada y ánimo sereno.
Las noches las dedicaba al trabajo. Se sentaba frente al ordenador, encendía el reproductor de música y un amago de sonrisa curvaba sus labios de inmediato. Ante la pantalla, se metamorfoseaba con rapidez en quien no era y, ajena a la inmensa contradicción que dominaba su vida, lanzaba a las redes su influjo. Una legión de seguidores aguardaba su mensaje con paciencia y con fervor.
Las redes sociales tienen al anonimato como aliado. Hay quien lo utiliza como un maquillaje para ocultar su verdadera personalidad. Tu personaje tiene fobia social, sin embargo, de cara al exterior, sabe presentar una fachada que parece todo lo contrario. La tecnología facilita ese «desdoblamiento», interpretar un papel contrario a la auténtica esencia.
Un relato con una prosa cuidada y efectiva para definir el contraste entre un espíritu antisocial y la imagen contraria que construye, con la que engaña a todos, menos a uno: a sí misma.
Un saludo y suerte, Marta.
Imposible saber lo que se esconde tras una pantalla, ¿verdad? y la distancia que puede haber entre el mundo real y el virtual. Me alegra mucho que te haya gustado el micro, Ángel. Mil gracias,
Bueno mientras no le cree problemas más serios??? parece que lo lleva bien y asume sus dos vidas la que vive en soledad y la que vive rodeada de seguidores, un concepto de relaciones sociales ya totalmente asumido por muy falto de elementos humanos que nos pueda parecer.Suerte con el relato Marta
Muchas gracias, Manuel. A ver esta pobre influencer agorafóbica…