72. Desencuadres (fuera de concurso)
A Danilo le cortaron la cabeza. Fue sin querer, un acto involuntario, un accidente. Ana Patricia disparó sin pretender hacernos daño pero se convirtió en verdugo. Sonreíamos ufanos, hasta Danilo ignorante de la suerte que más tarde correría. Allí estaba él tan bien plantado en medio de los cinco, con sus casí dos metros, con su flequillo seductor y sus dientes en perfecta formación, con su traje impecable y sus brazos enormes rodeándonos a todos. Era grande Danilo. Algunos sostuvieron que Anapa se moría por sus huesos, que no soportó que Danilo ennoviara con aquella chica de ultramar y ahora nos reuniera para decirnos adiós así sin más, para cerrar una amistad de tantos años por faldas extranjeras. Por más que me empeñe no puedo imaginar a mi amiga como una Robespierre con vestido de organdí y lazo azul en la melena ni a aquella Kodak de ocasión como una revolucionaria guillotina. Fue en el revelado cuando descubrimos que Danilo, sobresaliente en todo, sobresalía también de los límites del diez por quince y cuando su cuello, seccionado por el filo de papel, dejó rodar su testa por la alfombra apolillada de una iglesia perdida en medio de otro continente.
Dicen que el que se mueve no sale en la foto. Ese afán de Danilo de superar los límites que parecían comunes para el resto (ser más alto que los demás, abandonar el pueblo) al final tuvo un precio.
Hoy día todo el mundo hace fotografías con el móvil, pero no todo el mundo parece saber encuadrar, no cortar cabezas y pies de los retratados. En el caso de Ana Patricia se aprecia, además, alguna intención y resentimiento. Las fotografías tienen poder, por algo se dice que una imagen vale más que mil palabras. Se puede perder la cabeza por alguien, y ese alguien, a su vez, también puede perderla literalmente como consecuencia última de lo primero.
Un relato en el que el encuadre cobra una importancia vital, con la magia de la fotografía de por medio.
Muy buena historia, Juancho.
Un abrazo
Lo cierto es que la foto existe. Nada que ver con la historia que es totalmente inventada, pero en una foto familiar a uno de mis primos, bastante más alto que todos los demás, le cortaron la cabeza al pobre, afortunadamente sin tan nefastas consecuencias para él. Muchas gracias por tu siempre certero y puntual comentario Ángel. Un abrazo es poco!!