17. Desesperanzado
Ya entras en el próximo tramo. Espera aquí. Tienes snacks para picar, chocolates con menta y bebidas. Sólo sin alcohol. ‘Con’ está prohibido. Y tampoco se puede fumar. Los servicios están saliendo por esta puerta verde, a la derecha.
Por cierto, me encantó tu interpretación en la peli… ¿Cómo se llamaba…? Sí, esa del laberinto verde… Ah, ¿No eras tú? Perdona… Un segundo… Me reclaman de realización. Me dicen por el pinganillo que ahora vienen anuncios…
Siento tener que dejarte solo en la green room… ¿No te importa? Sí, los sillones son muy relajantes, así la espera no es tan aburrida. No, no hay videojuegos. En la última renovación de los estudios nos ‘perdieron’ bastantes cosas.
Bueno, te dejo. Sí, el color verde helecho es bonito. No sé por qué es. Cosas de los ingleses, de la época de Shakespeare y tal. Ser o no ser, piensa en verde que te quiero verde, qué verde era mi valle y eso… Venga, chao.
¿Me oís en plató? Que el invitado está harto de esperar. Parece un primo de Shrek cabreado… ¿Cómo? ¿Qué el tiempo se ha terminado? Pues verás… Nos va a poner verdes. Este ya no vuelve por aquí.
Todos disfrutamos del cine, pero lo que sucede en la trastienda de la que se ha denominado «industria de los sueños»: trabajo, inversión, coordinación, escapa a los ojos del espectador, que solo recibe los frutos de la obra finalizada, con la aportación de muchas personas. Seguro que en muchos casos no debe ser fácil introducirse en ese mundo que parece convivir con un caos permanente. Tu protagonista parece haberlo intentado muchas veces, por desgracia sin fortuna y, claro, todo tiene un límite.
Un relato de estructura audaz y distinta, en tanto se basa en un diálogo, que es más monólogo, en el que la trama va sucediendo en pequeñas dosis, con descripción de ambientes y ese final frustrante para el personaje.
Un abrazo, suerte y hasta pronto, Esperanza
ale! Con lo de ‘estructura audaz y distinta’ ya me he llevado el premio.
El pobre chaval sobrevive por amor al arte, porque mucha promoción no se lleva, la verdad.
Mil gracias Ángel 🙂
Muy ingenioso tu relato Esperanza, me he reído. Al principio me parecía un poco forzado, lo del verde y tal, pero luego me he dado cuenta de que era yo la que no lo estaba leyendo correctamente.
Muchas gracias por sacarme una sonrisa y que Dios nos coja «confesaos» cuando «ése» se entere de que hoy tampoco le vais a dar un hueco en el programa.
Feliz noche de febrero loco. Besos y suerte.
Y otro premio conseguir que te hayas reído.
Forzado, a lo mejor. Pero la historia de las ‘green rooms’, salas de espera previas, existían en la época del teatro isabelino: los actores esperaban en el césped afuera de los teatros antes de salir a escena.
Y la peli también existe: ‘Verde Verde’, sobre un tipo perdido en un laberinto, aunque el trailer es un tanto oscuro.
Gracias Mercedes.
Y suerte para tí 🙂
Hola Esperanza.
Me gusta la espera tan dinámica que nos relatas, cargada de detalles y con final comprometido para tu protagonista, que deberá comunicar al invitado al programa que «otra vez será». A ver si tienes suerte con tu propuesta. Un abrazo.
Es complicado explicar estas situaciones. Eso de ya te llamaremos otro día debe doler.
Gracias Ton.
Suerte para tí