36 DESNUDO INTERIOR (Gabriel Pérez Martínez)
Pasamos la vida intentando saber quiénes somos. Y aunque se diga que es en el fracaso cuando nos conocemos a nosotros mismos, yo sólo deseaba triunfar.
No creo en el destino, pero el horóscopo del día del estreno lo decía claro: “Para lograr el éxito, ponte una prenda rosa”. En el espectáculo de humor en el que iba a actuar, hacía de ciclista. Descarté enfundarme el maillot amarillo (por lo de la mala suerte ligada a este color) y como coincidía que en esa época se corría el Giro de Italia, me decanté por una maglia rosa. Hubo carcajadas durante mi interpretación. «Eres único», pensé mientras el público vitoreaba mi nombre entre aplausos y bravos. Tras finalizar la función, ya en mi camerino, contemplé por primera vez, horrorizado, la mano del ventrílocuo.
Gran decepción, sabernos marioneta. Buena apuesta. Suerte.
Miente quién, por muy independiente que se jacte de ser, no reconozca haberse
detenido alguna vez a pensar que, en realidad, somos juguetes manejados por el destino o por algún creador no menos caprichoso. Tu relato ahonda en ello con una sorpŕesa final que descoloca, a la vez que todo lo pone en su lugar.
Un abrazo de verano, Gabriel. Suerte.
Gabriel, ya dicen que siempre hay alguien que mueve los hilos o nos maneja sin que nos demos cuenta. Eso es lo que le ha pasado a tu protagonista. Se creía alguien excepcional en su trabajo ignorando que era la marioneta de otro.
Buen relato que incita a la reflexión. Te deseo mucha suerte.
¡Enhorabuena por tu excelente relato con banda sonora! Suerte en la final.
Besos apretados.
Qué triste saberse muñeco cuando se ignoraba… Bien hilada la historia. Felicidades por el pase de la Banda Sonora. 🙂
Un saludo.
Me gusta la sorpresa final. Un beso.
Me gusta. Bien llevado y el giro del final.
Abrazos marinos.
Me encanta la puesta en escena, el símil con el ciclismo (muy hábil lo de la maglia rosa) y ese final que a nadie puede dejar indiferente. Un relato redondo bajo mi punto de vista.
Enhorabuena, Gabriel.
Un abrazo.
Me gusta como nos vas introduciendo en la mente del personaje, como incluso parece que buscas nuestra complicidad o que nos veamos reflejados en él -en tanto que aspirantes al aplauso- para luego, dejarnos caer de golpe con esa frase final. Ciertamente, si solo buscamos el éxito podemos llevarnos una gran decepción al sentir que no actuamos (o escribimos) con total libertad.
Buena apuesta.
Suerte y abrazo,