09. DESORDEN (J. A. Igliesias)
Sentía la humedad bajo sus pantalones, vergüenzas abajo.
Acababa de despertar, aturdido, no sabía donde estaba. Un pánico, a no sabía que, le atenazaba.
—Mamá — llamó, —¿mamá?.
La vergüenza se mezclaba con la la confusión, al punto de ser la misma cosa.
La señora que estaba frente a él, le dijo, casi le musito.
—No te preocupes cariño, yo te limpiaré.
—Tú no eres mi mamá —exclamó.
La vergüenza tiñó nuevamente su rostro de rojo. Miró en derredor, todo era tan extraño.
Tras él la puerta blanca se abrió, antes de girarse, miró nuevamente a aquella mujer y la confusión se acrecentó. —Porqué caían lágrimas sobre aquellas mejillas desconocidas,—se preguntaba.
Unas manos se posó, acariciando sus hombros, mientras alguien le decía.
—Papá, todo está bien, ya estoy aquí, mamá y yo te cuidaremos.
El cerebro es una máquina formidable que, sin embargo, por funcionamiento defectuoso y no siempre comprendido, sufre desajustes de terribles consecuencias. El de tu protagonista entra en un desorden absoluto cuando cree haber vuelto a la niñez, ni siquiera reconoce a su hija y ha perdido el control sobre sus propias necesidades; cómo no va a sentir sorpresa y vergüenza cuando está convencido de que su realidad ha cambiado de repente y no comprende nada.
Suerte con esta historia de degradación de una persona, con tristes consecuencias para él y su familia.
(Si me lo permites, hay alguna erratilla).
Un abrazo, Juan Antonio
Muy buena forma de adentrarnos en la confusión que sufren muchos de nuestros mayores y que les lleva a no entender lo que les pasa, a miedos, casi terrores. Gran cambio del aparente niño del inicio al anciano del final. Y todo con unos diálogos limpios. Abrazos y suerte, Juan Antonio.
Hola Angel, perdona mi tardanza en contestar, el tiempo libre es una de mis asignaturas pendientes.
Te diré, el protagonista no conoce a esa señora que en realidad es su mujer.
Gracias por avisar de la erratilla, pasa por escribir rápido y no repasar.
Un saludo
Hola Rafa, gracias, muy amable.
Un saludo