40. DESVENDADA
En una semana nacieron once machos seguidos en el pueblo. Después de tanta guerra, se celebró con una gran fiesta municipal. Aunque el recién nacido fuera de parentesco muy lejano, todo el mundo se sentía orgulloso de haber aportado un varón a la causa. Fue un acontecimiento que marcó para siempre la historia, el calendario y la memoria de la población. Y otorgó, a partir de entonces y como era de esperar, cierto estatus a las familias de los niños.
Yo, a los veinte años, me arranqué la infancia, el nombre y todo lo demás, y salí de allí. Cinco décadas después he vuelto, ya sin vendas para nadie, y he paseado mi calle y visitado mi casa, sin rencores. Y he vuelto a sentarme a mirar la charca, aquella en la que jamás pude bañarme junto a los otros diez.
Qué hermosa y triste la historia y de que forma tan sensible nos las cuentas. En este caso,no sabemos porque ocultaron el sexo del bebé. Puede que lo hicieran para evitar que la madre fuera señalada como incapaz para concebir un hijo varón o porque la madre era viuda y así se sentiría más protegida con ese falso niño o porque estaba soltera y, de ese modo, podría admitirse mejor su «pecado»… Nuestra protagonista ha sido capaz de dejar todo eso atrás sin traumas. Bravo por ella. Y por ti. Suerte y un saludo.
Jesús, podría tener tantos motivos como los que apuntas y muchos más, tantos como lectores tenga el relato. Muchas, muchas gracias por comentar.
Un abrazo.
Un pueblo que ha padecido la pérdida de muchos hombres para alimentar una guerra, recibe de repente la llegada de once varones, una feliz concurrencia que se toma como una bendición y un acontecimiento, un renacer tras tanta desdicha. A partir de ahí todo son consecuencias provechosas para esos pequeños y sus familias. La necesidad hace que el sexo de uno de estos bebés se disfrace para unirse a esa ola de privilegios, materiales y sociales, en detrimento de una criatura que sufre un travestismo impuesto. Inevitablemente, se revela contra ello, huye y sólo al cabo de muchas décadas regresa, ya sin vendas, propias o ajenas. El último párrafo otorga todo el sentido al relato, con una verdad que se desgrana poco a poco, hasta esa última y esclarecedora frase final.
Has planteado una mujer rural realmente diferente, en un relato breve e intenso.
Un abrazo, Miguelángel (creo que ya lo he escrito bien). Suerte
Has ordenado el relato perfectamente, lo has convertido en crónica (demuestras que eres periodista). Como si hubieras sido testigo tú también de todo lo ocurrido en mi cabeza. Así, a los que les falte algún detallico, que lo busque en tu comentario.
Gracias, Ángel. Da gusto. Un abrazo.
Sí, lo has escrito bien, muy bien.
Ay primo, siempre es una placer leerte. Y aquí más. Un abrazo.
Prima, qué perdiícos nos hayamos…
Un abrazo, doble.
Qué de aberraciones han sucedido a lo largo de la historia. Esta historia que nos narras, pudo ser muy cierta en muchos lugares, por desgracia. Triste historia, muy bien contada por tu parte. Felicidades y suerte.
Besicos muchos.
Pues sí, Nani, todos sabemos que la realidad siempre supera a la ficción, aunque no siempre sea conocida.
Besos para ti, mujer.
Terrible situación, la que nos narras, Miguelángel, que nos retrotrae a una época oscura de España. Muy bien escrito. Te felicito.
Un abrazo y suerte.
María José
A una época oscura y vete tú a saber, María José, si no se hacen cosas peores. Bueno, no te vayas a ningún sitio, solo con mirar las noticias uno se queda muerto en el sofá.
Un abrazo y gracias.
Acertado ítulo para una buenísima historia. Y ese final… totalmente inesperado, ¡vamos, que me ha encantado!
Un abrazo.
Gracias, Rosy. Sí, a veces los títulos te vienen como derechitos.
Un abrazo, guapa.
Que pena que solo a los nacimientos varones se les llenara de atenciones y ventajas. Unas vendas que cubren y aplastan los encantos femeninos y que terminan asfixiando la vida de tu protagonista.
Menos mal que termina arrancándose esas vendas para estar libre y al volver, después de mucho tiempo, siente la nostalgia de una infancia no vivida.
Fantástico Miguelángel, siempre es una gozada leerte.
Un abrazo grande.
A saber qué peores cosas se hicieron en aquellos tiempos. Bueno, y en estos…
Un abrazo, M. Belén.
Con la marca de la casa, sí señor.
Me gusta ese «arrancarse la infancia y todo lo demás».
Encantada de poder leerte.
Abrazo va.
Ay, ReCompañera, pero qué bien que nos conocemos, qué bien…
Abrazos a porrillo.
Reencuentro con el pasado, retorno a las raíces, porque las raíces pesan.
Ha sido bonito leerte, Miguel Ángel
Suerte.
Las raíces nunca deberían cortarse, sin raíces uno vuela sin querer.
Gracias, «Mariajesús».
Un abrazo.
La homosexualidad no existía en la postguerra. Se los metía en la cárcel. Cuánto daño hizo en nuestro entorno la Iglesia y lo militar. En fin, no obstante creo que el tema del mes era la mujer en el entorno rural, no sé.
Eing? Cómo? Homosexualidad???
Anda, sr. Ximens, vuélvetelo a leer, lindo. Y si no, mírate los comentarios, que por ahí anda la solución.
Eso sí, el abrazo te lo mando yo. Y otro para Saly.
Miguelángel, qué bien has dicho lo no dicho. Suerte y saludos
Gracias, Calamanda. Sí, lo ideal siempre es que el lector ponga el resto. Pero no siempre uno lo juega bien.
Un abrazo.
Menos mal que a los veinte se escapó de ese vivir contrariado. Muy bien contado.
Abrazos enredados en suertes.
Sí, escapó. Al final tuvo suerte, hay quién no escapa de una identidad impuesta. Gracias, Maria.
Un abrazo.
Una historia diferente en la que tu protagonista debe ocultar su condición de mujer para que, tanto ella como su familia, puedan disfrutar de las prebendas de aportar un varón al grupo. Me gusta cómo nos lo has ido narrando, dando en el último párrafo sentido al resto del relato. Felicidades, Miguelángel. Un saludo.