97. Diálogo con su difunta madre (Alberto BF)
-Mamá, quiero verte, hace mucho que no me visitas.
Me tienen abandonada. Una señora uniformada, no muy agradable, ha entrado en mi habitación diciendo que iba a limpiarla, pero sé que ha sido una excusa. Desde que salió por la puerta no he vuelto a ver la medalla de Santa Gema que me regalaste de moza y siempre llevo conmigo.
-¿Cuándo llegas?, ¿dónde andas?
Hace un rato se ha marchado una chica amable, pero feúcha. Me estuvo dando conversación, no muy interesante, y dijo ser mi hija. Venía con un señor calvo y gordo, bastante serio, que no paraba de mirarme y no sabía qué decir. Empujaban un carrito.
-¿Te has olvidado de mí?, ¿ya no me quieres?
He preguntado a esa chica si te conocía, y la embustera me dijo que habías muerto hace años. Me ha hecho sentir intranquila y desorientada, pero al acercarme al carrito he notado tu energía. Dentro estabas tú, con tu sonrisa de siempre, con esa mirada con la que curas todos mis males. Con tu magia. Con tu paz. Con mi calma.
-Creo que ya lo he entendido. Prefieres que vaya yo a buscarte, ¿verdad?
Es triste y hermoso al mismo tiempo, una historia impactante que me pregunto si no será fruto de varias entrelazadas. Funciona muy bien y, ante todo, me parece muy bien escrita. Tiene ese toque de melancolía que, a veces, en la vida todos tenemos, de aquello que nos marcó y que siempre perseguimos, a lo que retorna nuestro espíritu, lo que verdaderamente le da sentido a todo, porque aunque pensemos que durante la vida nos alejamos, no es así en absoluto.
Sobra decir que me ha gustado. Mucho. Muchísimo. Enhorabuena.
¡Muchas gracias por tu comentario, J.Ignacio!
Qué triste llegar a un punto en el que no se recuerda ni a tus propios hijos. Sirva este relato de homenaje a todas aquellas personas que han convivido o conviven con algún familiar víctima de cualquier enfermedad neurodegenerativa.
Un saludo, y ¡suerte!
Alberto, entrañable y dura esta realidad; bastante frecuente en la vejez, suerte y Feliz Navidad¡¡¡¡
Infancia añosa: igual de tierna, pero tan triste…
Gracias por tu comentario, Edita.
Al final acabamos volviendo a lo que hemos sido, de una u otra manera.
Un saludo, y ¡suerte!
Gracias por tu comentario, Calamanda.
Muy dura, y desgraciadamente frecuente. Pero a veces toca afrontarla.
¡Feliz Navidad para ti también!
Ese olvido da mucho vértigo. Y desgraciadamente son muchas familias las que conviven con ello.
Muy bonitA y tierna la forma en que lo cuentas.
¡FELIZ AÑO 2018!
Isabel, ¡feliz año para ti también!
Y para todas esas familias que conviven con situaciones similares a la del relato.
¡Gracias por tu comentario!