73. Diario de un corte de pelo
Madrid, dos de febrero de 1974.
Madre me ha llevado al peluquero. El señor Matías dice que quejarse es de llorones, me tira mucho del pelo, no sé si me lo corta o me lo arranca. Pero no he abierto la boca. Madre dice que me hago mayor. Al volver a casa, unas máquinas excavadoras estaban derrumbando las casitas de la colonia de los ferroviarios, al otro lado de la calle.
Madrid, cinco de mayo de 1984.
Le he pedido dinero a madre para ir a la peluquería unisex que han abierto en los bajos de los nuevos edificios, donde estaba la colonia de los ferroviarios. Me han atendido las manos de Julia. Quería decirle que no dejara de lavarme la cabeza, ni de ser tan guapa. Pero no he abierto la boca. Cómo le explico a madre que necesito cortarme el pelo todos los días.
Madrid, veinte de octubre de 2018.
Los supervivientes que me quedan en la cabeza siguen revolucionándose cuando crecen tanto. Me he acercado a la peluquería. No estaba Azu, sigue con depresión. Ha atendido Susi mi silencio. En un pequeño sopor, he visto a Julia y a madre, en aquellas casitas de papel.