DIC100. SEGUNDA OPORTUNIDAD, de Nicolás Jarque Alegre
«Fum, fum, fum…», Luciano tararea el villancico que suena por la megafonía del centro comercial. Se siente libre, dichoso y, embriagado del espíritu navideño, compra una colonia francesa de mujer, una Barbie, un coche teledirigido, un jamón, su correspondiente cuchillo y un disfraz de Papá Noel. Cargado de bolsas, sale a la calle para imbuirse en el ambiente festivo, disfrutar de nuevo del sol y ser un viandante más. ¡Decidido! Realizará el trayecto hasta su casa a pie.
Delante del espejo, parece otro con esa barba postiza y el relleno debajo del traje rojo. «Jo, jo, jo», se carcajea antes de introducir los regalos en la saca. Ilusionado, se dispone a sorprenderlos. Llama al timbre de la puerta y se esconde. Es el pequeño de la casa el que abre y, en ese momento, se abalanza sobre él, lo coge en brazos y se adentra en el pasillo hasta llegar al salón. «¡Ya está aquí Santa Klaus!». La niña lo mira con la boca abierta, mientras la madre pregunta quién es, qué hace en su casa. Luciano suelta al crío, extrae el cuchillo y contesta: «Vecina, soy el hombre que necesitas y vosotros, desde esta noche, seréis mi nueva familia».
Ahora entiendo la K de ese ‘Santa’ que consigue a su familia a base de cuchillo jamonero. Me ha gustado, no me esperaba ese final, aunque desde que leí cuchillo ya andaba con la mosca detrás de la oreja.
A fuerza de desventuras su alma es profunda y oscura. suerte Héctor
Terrible.
Hombre la primera parte me parecía que me describías a mi este sábado comprando el jamón y algún peluche para los niños.
Pero ese final, ya no, la cosa se ha puesto cruda.
No se si decir «divertido», pero me ha gustado.
Saludos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
La verdad, o soy muy tonto, que a veces sí, o a mi me parece que esa persona se siente sola, que la vecina no tiene pareja ni los niños padre y que pasan necesidad, y él compra regalos y quiere que todos compartan la vida. Lo de sacar el cuchillo, para mí es el símbolo de que no van a pasar hambre más (como Scarlett). Bueno, eso y/o que sale de la cárcel, por eso se siente libre y es su familia, pero me inclino más por lo de la vecindad.
A ver que dice el autor.
Magnífico tu relato, Nicolás, tanto por el fondo como por la forma, con esa sorpresa final que nos habla de la soledad que algunos han de soportar en estas fiestas tan familiares.
Enhorabuena
No sé yo, si esta buena señora, aunque no tenga marido, le dará esa segunda oportunidad… «algunos» ex presos no se la merecen.
Un abrazo
Rosy
Se me olvidaba…. ¡felicidades por tu excelente micro!
Joer, Nicolás, no se si pensar en qué familia más afortunada, o más desgraciada!! En cualquier caso, un relato navideño cargado de tópicos que se sale de lo típico. Supongo que ese final dual y abierto es lo que buscabas. Para mí lo has conseguido, y te felicito!!
Un saludo de La Marca Amarilla! 😉
Seréis mi familia por lo civil o lo criminal…
Me recuerda la actitud de António Banderas en «Átame», sólo que el prota de este relato ya lo hace al por mayor.
Y, para mi gusto, es mejor guionista Jarque que Almodóvar.
Ojala ella se enamore del vecino, los niños lo quieran como a un padre y todas las piezas de ese deslavazado Tetris acaben formando un corazón.
Con lo bien que empezó y el regusto amargo que deja al final…
Es bueno.
Un abrazo.
Un final contundente. No sé yo si le sadrá el experimento 🙂
Nicolás, no sé quién me da más pena, si la familia o el que la busca. Me ha gustado mucho. Un abrazo.
Muy bueno, Nicolás. Te sirves de los tópicos navideños para que el lector se relaje, y entonces…. Gran final.
Felices Fiestas.