DIC102. POR ESTAS FECHAS, de Raúl Ariza
Fue una vecina la que dio el aviso, harta de oír maullar durante dos días al gato de los del segundo.
Al llegar, la Policía se encontró una penumbra espesa y ese olor dulzón que, según las novelas del género, acompaña a la muerte. Los cajones de los dos únicos dormitorios, el de matrimonio y otro más pequeño empapelado de azul con dibujos de nubes, estaban abiertos y vacíos. En el salón encontraron el televisor con niebla en la pantalla y, junto al reproductor del DVD, la carátula abierta de una conocida película de Frank Capra. Durante aquella inspección ocular un burmilla, de pelo sedoso y carita de pena, no paró de colarse por entre las piernas de los agentes, rompiendo la solemnidad del trance con el inoportuno tintineo del cascabel y un desesperante quejido.
Entre los rígidos dedos del individuo que yacía desangrado vena abajo en el sofá, una carta firmada por una tal Anabel terminaba con estas frases:
«Ya no me pegarás más. Ahí te quedas con tu gato, gilipollas… Feliz Navidad.«.
Lo primero que ordenó el sargento fue que le pusieran agua al minino, a ver si conseguían callarlo de una vez por todas.
A tu personaje parece no gustarle la Navidad. Como a mí.
Ironía, realismo y literatura de género.
Buen cuento, maestro.
BUEN CUENTO,SUERTE Héctor
Me adhiero a los demás. Buenmicro.
Elegante y contundente, como las cenas de Navidad.
Me encantan tus escenas policiales; siempre se leen con la intriga de descubrir donde se halla el muerto. Tristes fiestas para el gato. ¡Pobre!
Besos Raúl.
Qué bien redactado, casi se puede oler tu relato.
Felicidades, genial como siempre.
Raúl, muy bueno, Anabel se ha hecho un regalo para Navidad, se ha independizado, ja,ja. Abrazos.
Muy buen relato negro que bien podría tener continuidad.
Un abrazo.
Me gusta. Rojo y negro como una muerte sangrante.
Felicidades.