DIC103. NOCHEBUENA, de Purificación Rodríguez Díaz
Recuerdo cómo te gustaba la Navidad. Era un tiempo mágico que te suspendía, por unos pocos días, en un mundo irreal lleno de risas de niños, de ilusiones, de colores alegres y de comida. Un oasis en medio de la pobreza.
¡Ah, la comida! Eras feliz cocinando aquéllos alimentos, que se convertían en auténticos manjares porque sólo se veían en nuestra casa por Nochebuena. En el angosto comedor, tú te colocabas a la cabecera de la mesa y contemplabas los ricos platos creados con tus doloridas manos.
Luego, con tu carita enmarcada por tus cabellos de plata, nos mirabas comer a papá, al nano y a mí con los ojos entornados y una sonrisa incomparable. Resplandecías, mamá.
Después, pasaste muchos años perdida en ésa enfermedad devastadora que te robó la memoria hasta que un ictus te apagó, definitivamente, una mañana de primavera. Te fuiste sin despedirte cuando, después de taparte bien porque estabas helada, te dejé descansando en un profundo sueño.
Por si la nostalgia te hiciera hoy volver de alguna forma, quiero que sepas que te espero para presidir mi mesa porque ésta noche he cocinado yo para ti, mamá.
Y no necesitaremos velas porque tú traerás la luz.
Evocadora historia, muy sentimental.
Te deseo suerte
Muy emotiva esta triste historia sobre los felices tiempos perdidos.
Purificación, precioso y triste relato.Saludos y feliz Navidad.
Cuánto se las extraña cuando ya no están. ¿Verdad?. Nada es lo mismo sin ellas.
Me ha emocionado tu bellísimo relato.
Un abrazo.