DIC103. UN HÚMEDO SEIS DE ENERO, de Miguel Pereira Rodrigo
“¿Cómo que no van a venir los Reyes?”, espeté a mi madre, provocando un llanto que ya resultaba recurrente. Tiritando y sin estufa seguí con el ritual. Encendí las velas utilizando cerillas y abrí una botella de vino, derramando tres cuartos sobre cada una de las copas, como en otras ocasiones. Desde que mi padre se había ido, hacía un mes, a ayudar a los pajes de los Reyes, yo era el hombre de la casa y, aunque me daba pena su ausencia, alguien tenía que poner orden. Pero mi madre con sus chifladuras, estropeando las fiestas. Que me olvide de regalos… todo el año portándome bien; sacando buenas notas; ayudando a Lola, la del tercero, a subir la compra… para que Melchor, Gaspar y Baltasar me recompensaran. Nada,… ¿qué mosca le habrá picado?. Se iba a enterar ella cuando viera el salón lleno de regalos. Ni uno, ni dos… Apagué la luz y cerré los ojos con fuerza, sabiendo que ellos no me fallarían. Al día siguiente me levanté de un salto, fui al salón y… no encontré nada en el suelo, ni… ni en las tres copas… ni en la botella.
Hola Miguel, me ha gustado mucho tu relato, por lo que cuenta y lo que calla, que es mucho. Enhorabuena y felicidades por tu gran técnica. Un final genial. Un abrazo y suerte.
Muchas gracias Rosa. La verdad es que lo escribí hace tiempo, y el boceto inicial se perdió entre papeles pero la esencia de lo contado creo sigue ahí. Me alegra que te haya gustado, aunque me parece que el nivel está demasiado alto.
Una perta.
Miguel, ese final, tan estupendo, no lo merecia el chico. Suerte, un saludo y felices fiestas.
Supongo que hay vidas, comienzos y finales que nadie se merece, pero el hecho de que no se cuenten no los cambia.
Una perta y a disfrutar de lo que toque.
Gracias Ana. La verdad es que me sonrojan tus palabras, pero el agrado de las mismas y el pudor que se despierta ante los halagos es lo que tiene.
Muchas gracias y una perta.
Hola galleguiño. Buen relato y triste final. Es lo que tiene las historias duras, que dejan un regusto amargo mucho más llevadero si la prosa es buena. Ya echaba de menos tu relato mensual. El mío estás de camino, o eso espero.
Un abrazo desde La Florida.
Gracias rapas; siempre resultan gratificantes las palabras halagadoras y más si vienen cargadas de afecto. Espero que desde las Américas no olvidéis la esencia de ese sur tan vuestro: vida solo hay una y debe ser festejada. Por ello, entre otras muchas cosas, celebrare tu nueva gran aportación a este espacio.
«Coidadevos e disfrutade. Unha pertiña».
Otro interesante relato que debe estar en el libro, digo. Ese contarnos una historia que se ve y la que no se ve. El padre que se fue, la falta de dinero y la pobreza (frío) y el posible alcoholismo de la madre. Felicidades por la historia.
Me tomaré tus palabras como un premio en si mismas, pues dado el nivel que muchos como tú gastais en este rincón resulta complicado lo de aparecer en el libro.
Muchas gracias y una perta.
Que triste imagen del niño que espera. Me gusta.
Supongo que pese a muchos anuncios de Cocacola que se hagan, y a los bienintencionados detalles navideños, las duras realidades que se mueven bajo el cartón piedra se imponen (en silencio) a lo «idílico» de las fechas. Me alegra que te haya gustado.
Una perta.
El desengaño y la pérdida de las ilusiones del niño de tu relato son muy duras. Un relato triste, pero muy bien contado, Miguel. Suerte.
Gracias Nicoleta por el comentario. Supongo que la tristeza es la única capaz de dar vida a la alegría, y por ello es tan necesaria la desilusión y el desencanto.
Me alegra que creas que está bien contado.
Una perta.