DIC113. A PRUEBA, de Antonio Manuel Medina Gómez
Me pongo muy nervioso. Son los días claves para demostrar que he sido un niño bueno. Nada puede desviar mi atención. El beso con el que recibo a mi padre al llegar del trabajo me indica que ha llegado la hora.
– Mamá, dame la basura.
Mientras ella cierra la bolsa, a hurtadillas, toco el fondo del bolsillo del abrigo para asegurarme que aún sigue ahí.
– No tardes en subir. No hables con nadie. – Me dice.
Bajo las escaleras, abro la puerta y me recibe el gélido aliento de la noche. Tengo que darme prisa o mis padres empezarán a sospechar. Abro la tapa del contenedor, aguanto la respiración. Ya está. Ahora corre.
El banco está en la esquina, no lejos, pero lo suficiente para llegar jadeando por el esfuerzo. Él me está esperando. Lo sé. Me vigila. Y yo no puedo fallar. Saco del bolsillo el desayuno de cada mañana y se lo ofrezco como cada noche.
– Come, come, Gaspar, – mascullo mientras subo las escaleras – a mi no me engañas.
Una bien intencionada escapada del niño inocente.
Recibe mis saludos.
En lo obvio y en lo ignorado, sí. Bien intencionada. Gracias por leer. Saludos.
Me gusta lo que cuentas, ese niño, que como los mayores, sabe cuándo hay que ser bueno, es decir, por el interés. No llego a entender el diálogo final que además lleva un cambio de escenario. Venga, que tengas suerte.
Gracias Ximens. Reconforta que estas historias gusten a alguien. El diálogo final no es propiamente eso. Es una reflexión que el niño se hace volviéndo hacia el hogar.
Cada vez hay más gaspares en los bancos de nuestras ciudades, y con la caridad bien o mal entendida sólo se ponen tristes parches. Ojalá todos estos reyes sin oro, incienso o mirra, tengan pronto el regalo de una vida digna.
Te oiga el destino Ana y no tengamos que inventar historias tan reales. Gracias por comentar. Besos.
La caridad hacia los desfavorecidos muchas veces encubre este interés que tan bien relatas en tu cuento.
Un abrazo.
Gracias Susana. Desgraciadamente es el interés que mueve al mundo. Es hora de ir cambiándolo en la intimidad.
Muy, muy inteligente y bien narrado. Has dado toda la información sin explicar y has compuesto una narración redonda, con ternura y una verdad muy cruda. Me gusta la mirada del niño, por su inocencia, y la tuya por la denuncia.
Felicidades y suerte.
Gracias Antonia. Es reconfortante leer comentarios como el tuyo. Esto sólo hace que acrecienten las ganas de volver a escribir.
Muy bien reflejado el tema , hoy en dia exiten muchas personas espernado en los bancos y ya somos tambien muchos los que vamos a saciar sus necesidades.
Un saludo y me gusto mucho.
Muchas gracias Puri. Me alegra que te haya gustado mi relato.
Cierto que vivimos tiempos inmorales. Sólo nos queda luchar con moral.
Saludos.
Lo bonito sería que el niño siguiera visitando al mendigo cuando Gaspar le entregue su regalo de Reyes, no?
A prueba. Pones nuestra capacidad interpretativa con tu relato Antonio, y se debe, a mi entender, por la búsqueda que debemos hacer en nuestra propia intimidad los sentimientos de solidaridad y reciprocidad con nuestros semejantes, especialmente, en estas fiestas.
Me agrada la sonoridad y la descripción de los escenarios bien manejados. La linea final del relato permite que cada lector lo concluya de acuerdo a sus propias circunstancias. Felicitaciones.
La magia del micro es que podemos hacer un relato con todos los posibles finales que cada lector va poniendo. Gracias Jorge por pasarte a comentar.