DIC122. FERNÁNDEZ, REY, de Joaquín Valls
Cada seis de enero, los magos de oriente visitaban los hogares de todos sus amigos, ya se tratara de viviendas corrientes, áticos o incluso porterías. Pero a su piso, por algún motivo que a él se le escapaba, nunca acudían. Un año más, el día de Reyes le llevaron a un teatro alquilado por la empresa donde trabajaba su padre. Sobre el escenario, los tres magos se mostraban imponentes con sus ricas vestiduras, sentados sobre tronos y rodeados de pajes. Por megafonía iban llamando por orden alfabético a los niños y niñas: éstos subían, conversaban brevemente con el primer monarca libre, recibían el regalo, descendían al patio de butacas y abandonaban la sala.
Su primer apellido comenzaba por la letra uve, así que su turno le llegó cuando el teatro estaba ya casi vacío. Besó a Melchor y tomó su obsequio, emocionado. Mientras bajaba las escaleras, de súbito advirtió que de un botón de su abrigo colgaba, prendida de una goma elástica, una barba blanca. Al girarse descubrió que el hombre que había en el trono no era otro que Fernández, un compañero de su padre, quien, muy azorado, intentaba taparse el rostro con el manto.
Joaquín, valla situación para los dos. Saludos, suerte y, felices fiestas
Joaquín, un relato de engaños donde al final el más listo es el niño. Y es que ya se sabe, los niños se dejan engañar solo por su interés, menudos son.
¡Suerte para este concurso y otros! A seguir así de bien en en el 2013 y sucesivos.
¡Feliz Navidad y una buena entrada de año!
Un abrazo.
He evocado con tu relato una de las imágenes de la navidad de mi infancia que tenía aparcada en el olvido: la entrega de la carta a los Reyes Magos…la foto en blanco y negro con uno de ellos y mi tremenda cara de susto…y eso que nunca me llevé prendida ninguna barba blanca.
Suerte con el concurso.
Un abrazo,
Calamanda, Nicolás, Esperanza, Ana: agradezco vuestros comentarios al relato (éste sí que está directamente inspirado en la realidad), y aprovecho para desearos buenas fiestas y buena suerte… en este certamen y en general.
Abrazos.
Simpática anécdota que le llevó al descubrimiento de las mentiras. Lo que más me ha gustado es el título. Que tengas suerte.
Pues ya tenemos otro rey más: Fernández. Más de casa, imposible. Sí que tiene pinta de ser un recuerdo de esos difícil de olvidar, de los que saben a infancia. Felicidades Joaquín. Un abrazo.
Divertido y narrado de modo realista, muy simpático, Joaquín.
¡Feliz 2013!
Si llega a ser más pequeño el susto y el trauma no se lo quita nadie. divertida la anécdota. Bien contada además.
Suerte.
Besitos
Me imagino la perplejidad con que este niño se fue a su casa. La primera gran desilusión de la vida. No entiendo por qué no ponen reyes que tengan barba de verdad y baltasares negros en vez de tiznados, que aún se ven por ahí.
Un abrazo.
Supongo que cuando le dijeron que los reyes eran los padres, él no lo creería, y sonreiría pensando que sólo él sabía que los reyes eran Fernández.
Un abrazo, Joaquim
Ximens, Rosa, Nicoleta, Elysa, Susana, Miguelángel: agradezco vuestros comentarios, y aprovecho para desearos felices fiestas y buena entrada de año. Me habéis hecho caer en la cuenta de que la primera decepción importante en la vida que significa para la mayoría conocer los detalles de la noche de reyes, tiene también su lado positivo… y es que no deja de ser algo que nos prepara para el porvenir, que nos deparará, junto a buenas noticias, nuevas decepciones.
Abrazos.
Mis hijos una vez me dijeron que la voz de uno de los ´reyes se paracía a la de un amigo de papá. ¡Anda que si los recibe Baltasar,se les cae el mundo a sus pies,gracias a que eran muy pequeños no le reconocieron, pero yo estaba aterrada!
Besicos muchos.
Hace ya unos cuantos años, en la cabalgata de Barcelona Baltasar habló por el micro y los niños, asombrados… ¡que tenía voz de mujer! Luego se supo que era la concejal de hacienda, para quien por lo visto era la ilusión de su vida, ejercer de rey mago. Para gustros, colores. Un abrazo.
Es lo que tienen los reyes, que a veces dan miedo.
Yo creo que son más los niños que les temen, con esos ropajes y esas barbazas. Un abrazo y buen año, Antonia.
Bueno…. hay mucho tipo de reyes 🙂
Tu relato está muy bien narrado, como es habitual en ti, de una anécdota haces toda una experiencia, con atmósfera, detalles y arquitectura.
Otro abrazo Joaquín y feliz año.
Joaquín, hemos dado vueltas este mes al descubrimiento de los «Reyes Magos», tu, yo y tantos otros, pero ahora quiero felicitarte por ese relato tan tierno que has escrito en la Antología de Vivencias Orola. Hasta estas Navidades no he podido hacerme con el libro, que mandé recoger a una amiga,ya que también aparece ahí algo mío y me he encontrado con buenos conocidos: tu, Paloma H. Mar Horno y no sé si alguno más que se me hayan escapado. Me siento orgullosa de compartir de nuevo páginas con vosotros.
Paloma, el orgullo es mutuo: el tuyo, «Como novios», es una historia preciosa, como todas las que escribes. Un abrazo.
Vaya Joaquín, me has hecho recordar las mismas escenas del día de reyes en la fábrica donde trabajaba mi padre. Vivíamos en las últimas viviendas de la ciudad y el paseo era caminando 3 o cuatro kilómetros hasta la fábrica, hasta que mi padre se compró su primer coche, ahí ya lo hacíamos cómodamente. Entre montañas de uralita se improvisaba un escenario y a mi hermano y a mí, que me tocaba de los últimos ya llegábamos desesperados, después un mini convite y vuelta caminando, contentos y con las cajas de los juguetes. Ese día no pesaban nada.
Suerte y Feliz año 2013
Esa historia tan real y al propio tiempo tan hermosa que has contado… casi que la hubieras podido mandarla también al concurso de este mes. Era otra época y sucedían estas cosas. El número de juguetes era también menor, y probablemente la ilusión mayor (pero no hay todavía máquinas que midan la ilusión humana, ni falta que hacen). Un abrazo.
Bonito relato Joaquín. Voy con mucha, mucha …prisa pero aprovecho para desearte una feliz noche y que se cumplan todos tus sueños en el año 2013.
Un beso de tu amiga Laura.
¡Laura! Qué sorpresa, tu mensaje, que seguramente será el de cierre de los comentarios este relato. Una inmejorable despedida de 2012. Un beso.