DIC124. CENA DE NAVIDAD, de Rosa Molina López
Miro cómo se retuerce la gata de mi tía. Veo su pelo erizado, su gordinflona barriga de mascota mimada, la lengua asomando entre sus colmillos. Nunca he visto morir a nadie, menos envenenado y me entristece que se hayan olvidado de ella. De repente se queda quieta y, para mi sorpresa, aparecen uno, dos, tres, cuatro y cinco gatitos que ella lame cuidadosamente y acerca para que mamen. Es el primer nacimiento que veo y no se parece en nada al belén del salón, no hay ni mula ni buey, solo yo y mi abuela que, adormecida por la tele, no se entera de nada, ni siquiera de que toda la familia, después de cenar las setas, se ha marchado a toda velocidad alarmada por los dolorosos retortijones de la gata, que había devorado su parte mientras ellos se sentaban a la mesa. A mí nunca me han gustado las setas. ¡Ya verás qué sorpresa cuando vuelvan del hospital!
Pues feliz navidad Rosa. Me ha embaucado y divertido al mismo tiempo. Muy bueno lo del nacimiento y compararlo. La gata es todo un personaje. Saludos.
Gracias por leer mi relato, Pablo. Me alegra que te haya gustado y divertido. Un abrazo.
Divertida esa falsa alarma y ese nacimiento tan ¿inoportuno?
Deduzco que a la abuela tampoco le gustan las setas, o que la familia no le hace ni caso.Pues nada, a ponerle nombre a los pequeños.
Suerte.
Hola Antonia, la abuela no podía comer setas, es cierto que no lo especifiqué para no extenderme más, así que te agradezco que lo menciones. Gracias por tu comentario. Un abrazo.
Hola, Rosa!
Muy original tu relato, con intriga y giro final. Lo de la abuela no había caído, pero como está adormecida con la tele, entiendo que ni siquiera se había sentado a la mesa, vamos, que no le hacen ni caso.
Buen paralelismo entre el Nacimiento y el parto felino!!!
Mucha suerte y que sigan los éxitos en el 2013 (enhorabuena por el concurso de los abogados… todo un logro!!!).
Un abrazo
Marta Trutxuelo
Muchas gracias, Marta. Te he visto seleccionada en lo de abogados más de una vez y, la verdad, no es por tirarte flores (o sí) pero ¡qué buenos relatos presentas! Sigue así y la próxima convocatoria será tuya. Gracias por tu comentario a mi relato. Mucha suerte. Un gran abrazo, Marta.
Jo… gracias a ti!!!! Me alegro mucho de que te gusten, a ellos por lo visto, no… y el tuyo me encantó!!! No sé si habrás mandado más otras veces, es quen no me da tiempo a leerlos todos, me pasa como aquí, que cada vez son más los relatos presentados y que hacen subir más el listón!!
Que nos sigamos leyendo, Rosa!!!
Mil gracias y, lo dicho… FELIZ 2013!!!!
Otro gran abrazo
Marta
Lo mismo para ti y no se te ocurra desanimarte, que ya tienes lo más difícil, que es la calidad, ahora te falta la suerte, que también influye. Mientras disfrutes, preséntate. Te deseo lo mejor para todos los días del 2013. Otro abrazo para ti.
Hola Rosa:
Me ha parecido divertidísimo tu relato, lejos de todos los tópicos.
Mucha suerte y besos, campeona.
Belén
Gracias Belén, un honor que te guste mi relato y que te hayas divertido. La anécdota es real, aunque parezca increíble. Un enorme beso.
Esa Rosa!! Estos días hay muchos relatos con gatos, se ve que nos dan calor de hogar, digan lo que digan las malas lenguas. ¿Se nota que me gustan?? Y tu micro. GENIAL, GENIAL, GENIAL. Que mala uva y que buen humor!! Leo aquí que la anécdota es real y ¡alucino clinex! que dicen nuestras queridas amigas. Pues me hubiera encantado estar en esa casa a la vuelta del hospital. Cuenta, cuenta…
Yo creo que la gata lo tenía todo premeditado. No os fiéis de ellas. Yo no lo hago de las mías.
p.d. Para mí que lo había pactado con la abuela (tampoco son de fiar) 🙂
Si te oyen…
Hola Antonia y Aurora la anécdota es real, me la contó el otro día una amiga. Cuando la familia volvió del hospital, con el lavado de estómago recién hecho y vieron a la gata con sus gatitos no pudieron hacer otra cosa que reirse y recalentar las setas, que estaban buenísimas. ¿Sabes qué pasa? Que la gata estaba tan gorda y salía tan poco de casa que ni se imaginaron su embarazo. Una vez más, la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida. Un abrazo para las dos.
Pues entonces ¿si salía poco de casa, estaba preñada y tuvo gatitos del espíritu-felino… jolín, como ha cambiao la buenanueva últimamente, no? Como se entere el Santo Pater!! ¡la que has liao, Rosa!!
¡Y en el belén, en lugar de musgo, amanitas y galampernas!!
Mujer, algo tuvo que salir para quedarse preñada, digo yo. No quiero crear un cisma, pero oye, a lo mejor es el momento de cambiar las doctrinas tan manoseadas ¿no? Tomo nota de tu belén para el año que viene. Me pirro por las cosas recién inventadas.
Me ha encantado el micro, y ahora aún más sabiendo que es una historia real. Tú la has contado de una forma muy divertida. Un beso, Rosa.
Gracias, Ana. Me alegra que te haya gustado. Le di mil vueltas, no te creas, y aún así ¿no te pasa que cuando relees lo tuyo siempre ves que merece otras mil mas? En fin, algún día seremos tan excelsas que dejará de gustarnos escribir. Un abrazo.
Ja, ja, la realidad supera la ficción. Que las felinas son muy calladas y muy suyas, pero saben latín.
Es una historia muy muy hermosa, contada con esa hábil sensibilidad que tan bien manejas, Rosa.
Has inmortalizado un pequeño hecho cotidiano y lo has transformado en una viñeta difícil de olvidar!!!
Muchos besos.
NACHO RUBIO
Nacho, tus cumplidos son música celestial (qué frase tan trillada, sé que te chirría, por eso te la escribo ñññiiiiccccc) para mis orejas y te los agradezco de mil amores, ya lo sabes. Mil abrazos, Nacho.
Jeje, surrealista, distinto este relato navideño. Venga, que tengas suerte.
Gracias Ximens por leer mi relato. Me alegra que te guste. Un abrazo.