DIC132. PAPANOELES SONRIENTES, de David Vivancos Allepuz
Decidir, la semana después del funeral, no postergarlo más e ir una mañana a vaciar el piso de mamá. Encontrarlo todo tal cual estaba la víspera de Reyes. Registrar (qué verbo tan impersonal, pero no hay otro mejor) los cajones del despachito. Encontrar los papeles del banco y guardarlos en carpetas verdes. Revisar el dormitorio. Buscar entre sus cosas. Recuperar el joyero del tocador. Descubrir los álbumes de fotos. Y los demás recuerdos. Abrir el armario, apilar la ropa sobre la cama. Clasificarla para la beneficencia. Hallar, ocultos bajo un juego de sábanas con olor a alcanfor, los paquetes. Sentir entonces un escalofrío. Romper con los dedos vacilantes el que lleva una tarjetita con tu propio nombre, rasgar los papanoeles sonrientes y los abetos adornados del papel de regalo y no poder disimular una mueca de contrariedad al descubrir, en su interior, los mismos calcetines negros de siempre.
En la línea de Camus, todo detallado, sin emociones, desde la frialdad, excepto el disgusto o la contrariedad de lafalta de imaginación en el reglo. Un relato que detalla con precisión el proceso y que rompe con el final fuera de lo esperado. Me ha gustado por todo ello. Suerte.
Apostaría a que ya has enterrado a alguien. Son momentos de tristeza y ternura, y en este caso algo más. Diría que cuando alguien se va se la quiere más que antes de fallecer, pero la señora madre de este ha ayudado a romper la magia. Buen relato.
Saludísimos.
Un escalofrío preñado de recuerdos me ha hecho sentir la autenticidad de tu relato. Muy bueno y muy bien contado.
Esa frialdad aparente del relato esconde un montón de emociones, pero parece que el protagonista no quiere dejarse llevar por los sentimientos, quiere acabar cuanto antes con los trámites ineludibles. Lo has sabido plasmar muy bien.
Suerte y Felices Fiestas
Me gusta mucho. Sobre todo ese escalofrío al encontrar los regalos. Es como una esperanza que destrozas magistralmente con los consabidos calcetines negros. Mucha suerte, David.
Besos desde el aire
Me gusta que hayas usado sólo infinitivos por lo que tienen de impersonal y la distancia que aportan a un tema tan emotivo. El final me parece magistral. Enhorabuena.
Gracias por vuestros generosos comentarios. Que compañeros de letras reserven unos minutos para leerte y dejar un comentario es razón más que suficiente para seguir escribiendo y participando en ENTC. Un lujazo.
Mucha suerte y la mejor entrada de año, amigos,
D.
Me gusta mucho como llevas el relato y la manera de subir esa sorpresa de los regalos, que podías haberlo dejado ahí. Pero no,le das otra vuelta de turca aún y bien nada.
¡Y cada vez cuesta más sorprenderos! Que lleváis muchas lecturas a cuestas… 😉
Gracias por el comentario. Feliz año, Miguelángel,
D.
¡Felicidades David! Muy bueno el micro, y a mi me resulta muy sugerente y conmovedor.
Pues, y no es la primera vez que me pasa, no me gustó cuando lo lei. Problema mio sin duda, con permiso de Ximens, que no lo había entendido. Ahora lo releo (será que ya han pasado los Reyes) y ¡me encanta!. Pobre madre. Y pobre hijo. El año que viene echará mucho de menos esos calcetines.
Abrazo.
Enhorabuena, David, por estar en el libro. Ese olor a alcanfor es para mí la clave de este relato que nos habla de soledades, de hijos que no visitan a los padres. Ahora compartiremos, una vez más, libro en la biblioteca.