DIC141. IDILIO, de Virginia González Dorta
Cajas de cartón, papeles marrones, musgos arrancados con suavidad. La ilusión de hacer el belén se renovaba cada año. Las figurillas de pintura desgastada, ovejas con falta de alguna pata, cerditos entre las hierbas para disimular los defectos del tiempo, las casas de corcho remendadas con alfileres.
Todo volvía a la vida y las estrellas platinadas lucían en un cielo de seda. Un año no vimos al pescador del lago. Por más que registramos, no estaba en ninguna caja. Parecía que los patos lo extrañaban, incluso aquél pingüino insólito y cristalino en lo alto del risco, miraba por el recodo, esperando su aparición.
Repasando los personajes, tampoco estaba la lavandera junto a la orilla. Extrañados, revisamos una por una todas las figuritas.
No nos habíamos percatado que la vara de San José era una caña de pescar y que la Virgen abrigaba al Niño con las mantitas recién lavadas.
Entrañable. Me ha encantado.
Pero, entonces? Qué fue antes? El huevo o la gallina?
Me ha gustado mucho lo de las «estrellas platinadas».
Muy original y romántico.
Qué bonito este belén reciclado, en el que la lavandera y el pescador son los elegidos, ¿por qué no? Muy imaginativo, Virginia, me ha gustado mucho.
Un abrazo.
Gracias a los cuatro, un placer leer sus comentarios.
Deseos de dicha y serenidad en estos días y los venideros.
Besos
Eso es tener figuras solidarias. Me encantó el recital que creaste para es mundo mágico y en miniatura.
Reviví esos momentos donde las figuras reflejan el paso del tiempo, y donde a pesar de todo siguen siendo importantes porque son las tuyas.
Sabes describir maravillosamente los pequeños detalles, que son los que hacen grande las historias.
Gracias, suerte y felicidades.
Antonia, mi sincera gratitud por tus expresivas palabras.
Un abrazo
Ya decía yo que cosas tan bonitas solo se le ocurrian a Virgi!!
Me has recordado ese villancico que dice: «Las casas del nacimiento son de papel, mirusté que gracia y las montañas también…, mirusté, mirusté…».
Feliz nochevieja y que 2013 te colme de muchistas «Pequeñas Cosas».
Besicos muchos.
Cómo me ha recordado el belén de mi infancia, con los cerditos y las ovejas sin alguna pata, las casitas de corcho, las figuras que mi padre de vez en cuando repintaba… Gracias por la nostalgia. Un beso, Virginia.
Nani, Ana, sonrío mientras las leo. También las abrazo, ¡faltaría más!
Feliz Año.
Qué bueno, no queda claro qué ha pasado, si José Y María se habían ido abandonando al niño (imposible), o se han cargado a los fugitivos, o son cómplices en la fuga de enamorados. Relato diferente. Lo que cuenta del hospital inicial son vivencias comunes, aquel reparar las figuritas rotas. Suerte.
Ximens, que yo lo había entendido mal. Claro, son cómplices (por no ponerme trágica). Andanda!!
Pues ahora sí que me confundes, Ximens, lo del hospital y sus heridos de campaña es nuevo por completo. Je je, besos, así da gusto, escribir a ver qué se entiende.
Besos también para Aurora.
Me refiero a la reparación de las figurillas de barro, aquellas piernas de cordero perdidas y camufladas con el musgo, pegar la corona al rey, etc.
Patas, patas, si son piernas son al horno Ximens 🙂
Ya, ya, Ximens, aquella época en que el plástico casi ni existía.
Este relato me hizo retroceder en el tiempo. Pero una maravilla desde el iniciohasta un final que no me esperaba. Lo de las figuritas voy a ver si las rescato del olvido… siempre compraba una o dos por año para ir aumentando la colección. Me gustó tu relato. Un abrazo.
Gracias Tanci.
Es un placer tu comentario, sí, sí.
En un tiempo reunía figurillas de algunos países, me encantan.Yo las rescato cada navidad y monto el portal con grandísima ilusión.
Un abrazo y Feliz Año.
También la gente de a pie tiene derecho a ser los actores principales.
Me gustó mucho.
Estamos en ello pero mira que es difícil, María!
:D, bss
Tu imaginación se ha metido dentro del mundo del belén y mira la que ha líado, jajaja. Supongo que no pasa nada porque el pescador y la lavandera se hallan enamorado y decidido tener a un niño Jesús simpático y risueño. La Virgen y San José se fugaron a Egipto en una burra supersónica según me informaron, así que tranquila si no das con su paradero.
Encantador e imaginativo micro, querida Virgi.
Un beso.
Gracias, Isabel, sabes que viniendo de ti lo siento como un gran piropo.
Besos y Feliz Año
Eso se llama versatilidad, adaptación, igualdad de oportunidades… 🙂 ¡Muy bueno!
Bss
Veamos, querido De Cenizas, si la igualdad de oportunidades no va caminando pa’trás en estos tiempos venideros…¡ay!
Un abrazo grande y gracias gracias.
Qué bueno, cuando todo parecía dar a entender que el pescador se había fugado con la lavandera, resulta que van y formalizan relaciones. Claro, tuvieron todo un año para que su idilio cuajara y hasta pariera la virgen.
Lo que es no tener tele ni programas de chismorreo que lo divulguen. Eso sí, supongo que las piernas de cordero desaparecidas coincidirían los las fechas del supuesto desposamiento, que como no había neveras…
Genial, creo que es de los más mejores.
Ja, ja las piernas de cordero son la estrella de este belén. Se las comían Enmascarado, luego se las ponían de palo, y eran corderos piratas.
Claro…una pintadita para disimular y al día siguiente el cerdo en muletas. Jajaja
Pobre pingüino, ¿qué receta se les ocurrirá?
Corderos, pingüinos, cerditos, pavos…me parece que el pescador sigue estando algo perdido, ¡triste sino paternal!
Antonia, Enmascarado, besos besos
Mi agradecimiento, siempre es un aliciente que nos acepten con tanto entusiasmo.
Un abrazo
¡Qué hermoso, virgi!
La ternura siempre presente. Eres un sol.
FELICIDADES Y BESOS.
Gracias, Isabel, tus rayos sí que me llegan.
Feliz Año Nuevo, besos besos.
Siempre es grato leerte Virgi. Al final San José y la Virgen María demostraron su humildad y su entrega al ser los escogidos para cuidar y dar cariño al bebé especial 🙂
Es una mezcla radiante de originalidad, tradición y dulzura.
Un fuerte abrazo
Esi, la humildad es importante, pero creo que sólo en los cuentos, porque ya ves como van las cosas.
Un beso dulce para ti.
Originalidad a discreción, como se suele decir. Tu historia me parece tan real que no me cuesta creerla, no como la que en su día me enseñaron, y de la cual renegué. Bonita historia de amor, sí.
Te dejo un beso, virgi.
Un niño a la orilla del agua, Verae, ya iría aprendiendo lo de todos los ríos van a la mar, que es el morir, como diría el poeta (¡uy, como me desperté!).
Besitos
Original y tierno tu micro, estaba pensando que se habían fugado y no, no se han quedado para que el belén siga siendo el de siempre. Muy visual, me parecía estar ahíl.
Suerte
Besitos
Gracias, Elysa, muy agradecida de tu comentario.
Un abrazo grande.