DIC143. AQUELLA NAVIDAD EN LA QUE ALGO CAMBIÓ, de Montserrat Acevedo J de Castro
Ahora comenzaba a entender tanta visita en la casa, y ese derroche de abrazos y besos de gente a la que no conocía. Mi mente se había preguntado hasta entonces por qué aquellos días mamá trabajaba tanto en la cocina para preparar deliciosos manjares, y se olvidaba de jugar conmigo; y cuál era el motivo de cenar con los abuelos y los tíos, sobre coloridos manteles, con platos y vasos especiales. Había luces y adornos por todas partes, pero hasta entonces, no llegaba a asimilar el por qué. Atrás quedaban las risas sin causa aparente y los villancicos, a los que yo contribuía aplaudiendo y terminando las frases como buenamente podía con mi media lengua de trapo e incluso aquel nerviosismo por algo así como Papá Noel y los Reyes Magos, que traían regalos, empezaba a tener algo de sentido.
Estaba traspasando la barrera de los dos a los tres años. Ya no era un bebé, sino un “niño grande”, y comenzaba a captar por mí mismo, alguno de los muchos secretos de La Navidad.
Muy tiernos tu relato Monserrat. Creo que todos nos podremos identificar.
Suerte y Feliz nochevieja y 2013.
Besicos muchos.
Eso sí, habría que corregir un error: «no llegaban a asimilar el porqué». «Porqué» se escribe junto.
Saludos.