DIC39. COJO, MEDIO CIEGO Y SIN UNA OREJA, de Zoe C. Grant
Aquella navidad, de niño, le pedí a Papá Noel, en la carta, que me regalara una mascota. Mi viejo me despertó el viernes de víspera bien temprano y me llevó al refugio de animales de mi barrio. Me dijo que allí el gordinflón del Polo Norte me había dejado mi obsequio para que yo lo eligiera. Con mi renguera que enlentecía mis pasos, vagué por los pasillos contemplando los miles de animales solitarios encerrados en las frías jaulas, hasta que me topé con el indicado. Le faltaba la mitad de una oreja, aunque mantenía en alto el extremo restante, una cicatriz le cruzaba el cerrado ojo derecho y una pata trasera brillaba por su ausencia. Lo miré por unos segundos como él hizo conmigo, cada uno sopesaba al otro.
—Este —indiqué, mientras apuntaba con un dedo en alto al castigado espécimen.
—¿Seguro? ¿No quieres uno… perfecto? —me preguntó con una leve vacilación en la voz.
—Este es perfecto para mí —afirmé, mientras pensaba que ya sus amigos no lo elegirían para jugar al fútbol ni lo invitarían a andar en bicicleta.
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Tristísimo Zoe, se produce un nudo al pensar en el niño con su renguera y la maldad de los compañeros.
Un beso
Gracias, Epífisis, por leerme y comentar. Es triste, pero al menos el niño ha encontrado un amigo, aunque de otra especie, y solo el tiempo le brindará de alguno que otro de la suya. Cariños, Zoe.
Precioso, con un vocabulario que te lleva a otros acentos, con el ritmo necesario para contar una historia de amores y de amistades.
Hay amigos y amigos, y ellos eligieron el mejor.
Mucha suerte y un abrazo.
p.d. Si lo conoces, dinos el nombre que le puso 🙂
Creo que aún no le ha puesto nombre, de seguro esta abierto a sugerencias, así que si se te ocurre alguno…
Cierto que hay amigos y amigos, solo hay que aprender a encontrarlos, pero la lealtad de un animal está fuera de discusión. Gracias por tus comentarios. Cariños, Zoe.
muy bien contado…
este niño se da cuenta que este perrin necesita también de algún amigo… este no le fallara…
Seguro que no, se han encontrado dos almas castigadas que se comprenden en esa sola mirada. Besos, Zoe.
Zoe, en los niños también hay tristeza y crueldad. Suerte y felices fiestas.
Cuan cierto, Calamanda. Gracias y Felices Fiestas para ti también. Besos, Zoe.
Cómo se reconocieron los dos en su soledad… y lo que implica ese padre diciéndole al hijo si no preferiría una mascota «perfecta». Qué tristeza que seamos tan crueles, incluso desde niños. Un beso, Zoe.
Aquel padre que intenta, pero que en el fondo no comprende a su hijo ni su necesidad. Hay niños y niños, y cierto que la crueldad se muestra desde pequeños, lastima que algunos no puedan ver lo que provocan en el otro con sus palabras o acciones, aquellas que nos marcan hasta la madurez. Gracias por comentar. Besos, Zoe.
El niño sabía lo que quería, ¿no iba a saberlo?
Besicos muchos.
Totalmente, lo tenía bien claro. Besos!
Muy chulo. Deja un poso al terminarlo que joé…
Gracias, Miguel Ángel. Cariños, Zoe
Lindo relato Zoe, el niño sabía lo que quería, buscaba un compañero y encontró el perfecto, aunque su padre no lo considerase así, quizás, tampoco consideraba perfecto a su hijo, qué triste…
Besos y suerte.
Eso mismo, Yashira. El padre no ve con esa simple palabra lo que le está comunicando a su hijo. Quizás sea que aún no vea las similitudes entre el perrito y su niño? Que no ha aceptado el hijo que tiene, con sus dificultades, pero no por eso menos perfecto que el resto?
Gracias. Besos, Zoe
Me gusta tu relato, la identificación de tu protagonista, que también se siente medio ciego y sin una oreja porque los otros niños no lo aceptan, con el animal al que, en teoría, nadie eligiría como mascota.Pero hay esperanza. Siempre podemos encontrarnos con alguien que vea más allá.
Suerte.
Gracias, Luisa, me encantó tu comentario. Besos.
A mi me encantan los chuchos, también los de raza, pero en los mezclados encuentro algo especial, que no es otra cosa que la imperfección. Me ha gustado la elección del niño mucho, escogió al que le miraba sin importarle el pedigrí. La última frase te ha quedado algo confusa, parece que iba por el perro. Mejor «mientras pensaba que ya mis amigos no me elegirían…».
Un abrazo.
En la última frase el niño se refiere al perro, pero, en realidad, se refiere a sí mismo como si fuera el perro ¿se entiende? Uff, creo que lo embarro más jaja.
Él se siente identificado con el perro, y al decir que al perro ya no lo elegirían sus amigos, se refiere a él mismo. Gracias por leerme y comentar. Besos
Es entrañable la complicidad que cuentas entre personas y animales.¡Suerte!
Un beso,
Belén
Gracias, Belén! Besos.
Zoe, Hay una cosa que no comprendo del final. Primero pensé que los amigos no lo elegirían a él, por tener un perro “defectuoso”, pero volviendo a leerlo, veo que cambia la voz, y ya no es en primera persona , o bien se refiere a que los amigos no invitarían al padre a jugar y a montar en bici.¿ Puedes aclarármelo? Gracias.
Por otra arte, no veo en ningún momento que el niño tuviera algún problema físico, como varios sugieren.
En esa frase el niño se identifica con el perro, al ser los dos cojos. Está hablando del perro en el plano consciente, pero en realidad, está hablando de sí mismo, de que sus amigos ya no lo invitaran a jugar o a andar en bici, dada su cojera y su dificultad en el desempeño de dichas actividades. Espero que lo haya podido aclarar, me acabo de dar cuenta que la última frase confunde 🙂 Gracias por el comentario. Besos
Ya, ya veo donde dice lo de la renguera, es que esa palabra no la tuve en cuenta, por ser una manera no demasiado conocida por mí, aunque creo recordar que también se dice «renco». Mis disculpas a todos por mi despiste, y bueno, me parece bien lo que dices, ya me queda más claro y quizás no tenga ningún fallo ese final.
Un beso.
Puede que lo tenga, creo que no quedo del todo claro. A veces está tan claro en la mente, porque uno conoce a los personajes y sabe lo que sienten, pero cuando lo plasmas en el papel, quizás olvidas que quien lo lea no los conoce como tú, así que mi falla 🙂 La verdad, Antonia, me encanta esto, debatir los diversos relatos, los tuyos, de los demás, los míos. Uno mira su propio relato desde tantas perspectivas distintas. Gracias! Besos
Una hermosa historia Zoe, me ha gustado mucho y me ha llegado especialmente.
Antes de comprar un perro la gente debería pasar por los refugios de animales.
Suerte
Muy cierto, José. Hay tantos esperando a que una familia les de un hogar. Gracias. Cariños.
Duro relato. Se lee muy bien e incluso sorprende la bondad del niño (aunque la renguera nos pone sobre aviso). El giro final es un mazazo. La crueldad infantil (de los amigos del niño) anticipo de la adulta. Lo dicho, muy bien escrito pero de sabor amargo.
Muy tierno, Zoe, me ha impresionado la manera de pensar y actuar del niño, como si se veía a si mismo en el pobre perro. Suerte y Felices Fiestas.