DIC70. UN MAL SUEÑO, de Plácido Romero
De repente abre los ojos. La vela que hay sobre la mesa se ha consumido y su despacho está a oscuras. Comprende que se ha dejado vencer por el cansancio. Después de que se fuera el escribiente, se había puesto a revisar unas cuentas. Ha tenido un sueño… tan absurdo. Por unos instantes permanece sentado, reflexionando.
Por fin se levanta y, a pesar de que no se ve nada, se mueve por la oficina con habilidad. Busca a tientas el gabán y se lo coloca. Cuando sale a la calle, el frío aire nocturno le termina de despertar.
Mientras camina en dirección de la taberna donde suele cenar no puede dejar de pensar en todo lo que ha ocurrido: la visita de su estúpido sobrino y la discusión con el escribiente. Y después el sueño. ¡Baf! ¡Tonterías! Marley sí que es feliz: consiguió librarse de todas las preocupaciones.
El tabernero, cuando le ve, lanza un gruñido.
–Creí que ya no vendría, señor Scrooge. ¿Lo de siempre?
Asiente sin decir nada. Advierte que la taberna estaba más vacía que otras noches. ¡Malditas fiestas!
Buen guiño a Dickens y Scrooge que no cambian ni con los años.
He visto muy bien la escena. Plácido, me gusta esa decadencia. Lo narras muy bien. Pero en la última frase, «la taberna estaba…». yo creo que es «está». Todo el relato va en presente, no me cambies eso que me despistas.
Un abrazo.