81. Diez por ciento
Hace meses que el día y la noche alternan escasos minutos entre sí, y de forma impredecible. Al principio, se sucedían los accidentes y los trastornos en la alimentación: algunos desayunaban y cenaban varias veces al día.
Poco a poco, la situación se ha normalizado: las farolas de las calles y los vehículos disponen de sensores para detectar la falta de luz y la gula se ha dejado vencer por la falta de apetito de los enamorados, que ya son el noventa por ciento de la población tras verse sorprendidos por hermosos y continuos amaneceres y atardeceres. Mi esposa y yo seguimos; engordando.
Ni con fenómenos paranormales esta pareja es capaz de maravillarse por nada, de vivir con el frenesí compartido de antaño. Poco centrados en el corazón y el espíritu, han preferido dedicarse de lleno a alimentar (nunca mejor dicho) el sentido del gusto. Ellos también se dejan llevar por la pasión, pero la de la mesa.
Un relato divertido y original, Gabriel.
Un abrazo
Pues me ha encantado este tierno y magico relato. Suerte Gabriel y nada de dieta.