35. Doce besos
Esta noche contamos estrellas. Son estrellas caseras que el proyector de luz refleja en el techo de tu habitación. Jugamos a descubrir una estrella fugaz, y cuando estás distraída giro la rueda luminosa y una estrella larga, con cola, como la que debió guiar al pesebre de Belén a los reyes magos, cruza el cielo de tu cuarto. Sabes que es noche vieja y preguntas: -«¿Qué son las uvas de la suerte?» -«Un ritual de tantos» respondo, y cómo quieres saber lo que es un ritual, te explico que es una idea que se le ocurre a alguien, de asociar una determinada actitud con el cumplimiento de una expectativa. Es entonces cuando decidimos crear nuestro propio ritual, en base a nuestras perspectivas para el año que se avecina. Como no nos apetecen las uvas acordamos darnos doce besos, uno por cada mes del año, en cuanto oigamos la primera campanada del reloj de la plaza, mientras nos hacemos la promesa de no enfadarnos más tiempo de cinco minutos cada vez, en los próximos doce meses. Cuando suena la campana se abre la tanda de besos mientras las dos pensamos que esta expectativa es muy alta.
Me encantan estas historias sencillas que no cuentan grandes dramones pero que esconden grandes sentimientos.
Supongo que la escena se da entre un padre y una hija y casi puedo llegar a verlos sentados en la cama de la habitación infantil.
Buen relato.
No andas muy desatinada, Paloma. La escena es entre una hija y su madre (» …las dos pensamos») que están en la habitación infantil de la primera en una noche de fin de año…Gracias por tu lectura y palabras.
Bueno es mejor ponerse objetivos difíciles, y esperemos que no se queden demasiado alejados de conseguirlos. Abrazos y suerte.
Muchas gracias, Ana. Me agrada que te guste. Un saludo.
Gracias, Manuel, efectivamente. ¿Quién dijo fácil? Hay que intentar superarse… Un saludo de vuelta.
Muy bonito, sencillo y entrañable
Gracias, Carmen. Sólo intenté desvincularme un poco del tema consumista, lo sencillo se nos hace a menudo complicado…
Los besos suelen ser más dulces que las uvas. Y una razón más para que esta alternativa me guste… No son nada indigestos.
Suerte Manoli con tu relato. Y mis doce besos para ti.
Muchas gracias, Piluca, por tus dulces palabras y tus doce besos. Te envío de vuelta otros tantos. 🙂
El reto es difícil, pero si se quieren tanto igual lo consiguen. Una historia muy dulce sin necesidad de uvas. Besos y suerte.
Bueno, ya sabes que en navidad siempre se pone el listón algo alto, Ana. Muchas gracias por tu lectura y palabras. Besos de vuelta para ti.
Manoli, bonita relacion y parece que con posibilidades de mejorar. Bien contado. Suerte y felices fiestas.
Siempre hay que buscar los buenos momentos, Calamanda, para sobrellevar los que no lo son tanto, pero la intención es un punto a favor, espero. Muchas gracias y Felices fiestas también para ti y para los que te acompañen.
Precisa historia. este ritual me parece más bonito y sentido que las dichosas doce uvas que terminan en un bolo intragable y cuando llegan los besos nos llenamos todos de ese mostoso zumo.
Un beso Manoli. que esta navidad brindes con muchos besos !!!
Muchas gracias, M.Belén. Lo mismo te deseo. Felices fiestas y muchos besos 🙂
Me acabas de recordar una escena que viví hace mucho tiempo junto a mi hermano pequeño.
Enhorabuena Manoli.
Parece un buen recuerdo, Ton, será por eso del «inconsciente colectivo»…Gracias por tu lectura y comentario. Feliz Navidad.
Me ha gustado, la vida es muy corta para andar siempre discutiendo, algo que además se debería reforzar tratándose de una madre. Un saludo y felices fiestas llenas de la misma ilusión y felicidad que la de tu escrito 😉
Muchas gracias, Vanessa. La intención es la de mejorar, luego en la práctica ya se sabe…pero por lo menos empezar el año con buen talante. Felices fiestas y buen año también para ti. 🙂
Las fiestas navideñas, que curiosamente cada vez empiezan antes, son un reclamo de los grandes almacenes.
«Si no se compra algo, no es navidad»
Las cosas más simples, las que no cuestan, son las que llegan con una carga de energía tan grande que su recuerdo nos acompaña siempre.
Suerte y felicidades.
Tú lo has dicho, Virtudes. Lo que no está en venta es siempre lo más valioso, por fortuna. Muchas gracias por tu lectura y palabras. Que el año que se avecina sea próspero en energía positiva. Un saludo.
De todas las listas de buenos deseos que puedo escuchar por estas fechas, este ritual y estos buenos propósitos serán complicados de superar. Bonito, entrañable y bien escrito. Mucha suerte 🙂
Muchas gracias, Juan Antonio, ya sabes lo que dicen: Lo que en apariencia es sencillo, es con frecuencia lo más complicado. Pero el propósito que no falte…Felices fiestas.
Muy bonito este cuento. Y muy importantes los rituales. Y, aunque esta pareja piensa que va a ser un logro difícil no enfadarse más de 5 minutos, parece, que aunque lo hagan, aún mantienen el deseo de cambiar uvas por besos.
Besos o uvas
Gracias, Isabel. Has dicho bien, la buena voluntad es un grado…Felices fiestas. 🙂
Tierno, muy bien contada esa complicidad entre padre/madre e hijo/a. Un abrazo
Gracias, Concha, la complicidad ayuda, y los besos también. Felices fiestas.
Las preguntas de los hijos nos ponen a menudo en la situación de cambiar las cosas, de establecer nuevos rituales y generar expectativas. Tu propuesta me agrada por lo natural y cotidiana, pero sobretodo por el mensaje que encierra.
Suerte y Feliz 2015
Muchas gracias, Anna. Ojalá que tuviésemos muchas más respuestas para responder a las preguntas de nuestros hijos, preservando sus expectativas. Nos quedan los sueños, todavía, que abren la puerta a la esperanza. Feliz 2015 también para ti y los tuyos. Un saludo.