Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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69. DOLOR, HONDO DOLOR

Esa maldita letra circular le sumía en un estado de angustia que escapaba de su control. Podía pasar varios días sin salir de la cama. Refugiado entre las sabanas esperando a que el tormento desistiera, sin probar bocado, con las persianas bajadas haciendo cómplice a las sombras. Consciente de que tenía que terminar el trabajo y también, que le resultaba una tarea hercúlea y, lo peor, ellas iban a estar acechantes para apoderarse de sus escritos.

Consultó a varios doctores con idéntico diagnostico: nada. Le recomendaron la acupuntura y esforzándose por aislar el terror a las agujas, probó. Mismo resultado.

Llegó a la dolorosa conclusión de que no existía un medicamento eficaz. Estaba solo, solo contra ellas. La teoría siempre es fácil. Pensar en ellas, en su absurda redondez le provocaban ganas de vomitar.

No había otra solución, acumulaba más de cinco meses de retraso y su editor le amenazó con rescindir el contrato y, necesitaba el dinero.

Se sentó frente al ordenador. Comenzó a escribir.

La mañana se deslizaba lenta, triste, perezosa.

Ahí estaba, torturándolo. Destrozó el ordenador contra el suelo. Cogió el revolver y se pegó un tiro. La sangre asomaba por un agujero similar a una o.

5 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    El temor a la página en blanco de un escritor puede estar asociado con la presión de tener que escribir por necesidad, como le sucede a tu protagonista, que puede que se tratase más de un hombre de números que de letras, pues incluso el orificio de la bala era similar a letra «O», o así lo hubiera visto él de haber podido, cuando bien podría haber sido también, o en su lugar, un cero.
    Un abrazo y suerte, Emilio

  2. Tal vez, el terapeuta debió recomendarle un diccionario de sinónimos (desganada) antes que la acupuntura, pero eso nos hubiera privado de ese desenlace redondo, tan redondo como un agujero de bala. Solo puedo exclamar ¡Ooooh!
    Mucha suerte

  3. Gema

    Tremenda enfermedad y triste final. Escribir sin esa letra fue tarea difícil , terrible y cesante de manera trágica. Me cuesta eludir la letra maldita.
    Un salud.

  4. Rosalía Guerrero

    La letra O como un pozo que te absorbe. No puedo imaginar la angustia de tu protagonista, incapaz de escapar de ella. Hasta el agujero del balazo es una O.
    Un abrazo y suerte.

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