38. Donde tú estés
Mi cuerpo oscila sobre las olas, y dibuja sombras imposibles bajo la luna. Las algas, gusanos de caricias acuosas, acunan mi desmemoria en un constante vaivén. Me siento como un delfín entregado al juego de las mareas, en alguna vida anterior, en otro mar. Más la brisa nocturna es fría y me hace estremecer. Este no es mi lugar; me desconozco. Mi pesada naturaleza insiste en sumergirse para hallar refugio; un hogar sin olor a sal, sin estrellas en el cielo. El abrazo del océano hunde el miedo, lentamente, y regreso a una ingravidez familiar, a mi primer silencio, a mi esencia última. Soy un pez perdido en un cruel descenso. A cada bocanada, una punzada salvaje me arranca recuerdos a jirones, sensaciones que me llaman desde la luz. Me resisto a subir. No puedo… no quiero. Solo entonces descubro mi humanidad, mis piernas inmóviles, mis manos vacías aferrando la nada en mi regazo. Al apretar mis párpados veo de nuevo la barcaza naufragar. No encuentro a mi niño. Araño feroz el muro de agua que me aplasta, y solo me devuelve la inmensidad de mi pérdida. Vencida, me rindo a las profundidades en busca de mi pequeña criatura abisal.
Bello, poético y desgarrador. Me gusta, María. Suerte.
María, cuantas imagenes nos ofreces. El final cierra la historia dandole fuerza.
Hola, María.
Qué angustia tan bien plasmada. «Araño feroz el muro de agua…!
Un naufragio, una mujer que ya no tiene a su niño en el regazo, el agua que hace oscilar a un alma en pena, los vaivenes y esa humanidad que -tan solo por un instante vuelve a aparecer- pero que se vuelve a hundir.
Uf, peazo historia!!
Un beso enorme y suertísima.
Que duro relato María, el drama de una madre contra el abismo que no perdona.
Excelso.
Un abrazo y suerte.
Uys, me ha dado pena y casi me ahogo tratando de ayudarla a encontrar a su criatura. Todo empezó tan bien, tan etéreo y luego, de pronto, el zarpazo de la vida.
Muy bien escrito y con muchas figuras poéticas. Buenas noches y felices.
Mucha angustia en ese vacio que flota mientras su pequeña criatura se hunde. Precioso
Mucha suerte María
Nos regalas unas imágenes de gran belleza a pesar de la angustia que portan. Bocanadas de palabras que cortan la respiración, abrazos vacíos que se dejan vencer en el silencio de la profundidad.
Logras transmitirnos, de manera increible, todo un mar sentimientos.
Donde tú estés allí estaré yo para leerte.
Un beso enorme preciosa.
Hola María.
Bellas imágenes las que nos narras, para rompernos el corazón con ese final dramático.
Me gustó la carga sentimental que proyecta el micro.
Un abrazo y mucha suerte.
Ton.
Preciosa poesía que, encrespándose como una ola, rompe ante una estremecedora realidad. Muy bueno, María. Abrazos y mucha suerte.
Poesía que te estremece, y el mar siempre presente.
Felicitaciones y suerte.