01. Dos hombres y un destino (Jesús Garabato)
Su madre era la única que parecía entenderlo. Desde que ella le falta, cada tarde, tras salir de clase, Rubén recorre sin destino las callejas de su pueblo, retrasando el reencuentro con su padre y con los restos de una vida que nunca ha considerado completamente suya. Pero hoy, tras escuchar en la acera contraria el límpido chasquido de una puerta al abrirse, siente que unos ojos se desvían hacia él. Ante el temor de perder la infructuosa protección que le da su soledad, apura el paso. Aun así, tuerce la cara y decide, él también, mirar. Sus ojos ya se encuentran. Y le desarma la dulzura de la voz del forastero que, amigable, le pregunta ¿dónde vas?, ¿te llevo?
La incertidumbre ante el hecho de tener que convivir con su padre, a quien considera extraño, quizá por la mala prensa que de él hizo su madre, se transforma en una amistad y unos vínculos que asoman tras ese forastero, a quien imaginamos resuelto, diferente, abierto al mundo y dispuesto a compartir todo lo que sabe y el resto de su vida, por fin, con su hijo.
Hombres hay muchos, lo que no quiere decir que su destino no pueda llegar a coincidir y ellos a conectar, aunque no sean Robert Redford y Paul Newman.
Un abrazo, Jesús. Suerte
Hola, Jesús. Leído tu relato, a mí me queda la duda de si ese forastero es el padre del muchacho o un merodeador que pretende algo turbio. Leído el comentario de Ángel, parece que para él no cabe ninguna duda. ¿Podrías aclararlo? Suerte y un cálido saludo.
Muchas gracias, Ángel Saiz y Ángel Barceló por vuestra lectura y por regalarme también vuestras palabras. Cómo llevo una temporada sin el ánimo (no por nada malo) ni el hábito de escribir y me cuesta abandonar la rutina de enviar algún texto a la página, mis últimas participaciones han sido adaptaciones de textos más cortos que ya tenía escritos y que pudieran acomodarse a las fotos propuestas. El efecto de la sugerencia o la elipsis de los relatos originales puede (si es que lo tuvieron en algún momento) que se hayan perdido con la «ampliación». En este caso, mi idea es la de que un chico gay (de ahí algunas pistas, puede que poco sutiles -la acera contraria, entender, etc.-) enclaustrado en su pueblo y si la «defensa» de su madre, se encuentra con una aparente posibilidad de huida (esa puerta que se abre). Cómo concluya esta, en caso de producirse, es la historia (u otra historia). Muchas gracias otra vez.
El final es tan abierto que deja paso a cualquier posibilidad, creo que depende de lo que cada uno tenga en mente. Yo me inclinaba más hacia un posible predador, aunque su amabilidad me hacía sospechar que podía haber un final feliz.
Jesús, el final, y la historia, se acomodan al lector y eso la enriquece. Suerte y saludos
Jesús, la historia me gusta. Es tan abierta, que como he leido, hay distintas posibilidades. Yo, la verdad, había pensado en un pervertido o similar.
Mucha suerte y un abrazo
Yo sí pensé, JESÚS, que se trataba de un hombre gay, y varias pistas en el micro me llevaron a suponerlo:
Primero, dice que su madre es la única que puede entenderlo: es decir, entender quién es él, en todos los aspectos de su vida (incluyendo su orientación sexual).
Luego dice que retrasa el encuentro con su padre: es decir, lo retrasa porque no quiere encontrarse con su padre por la idea que se menciona a continuación…
… una vida que nunca ha considerado completamente suya: esa vida (heterosexual) que su padre quiere para él y que él no quiere para si mismo.
Luego está la infructuosa protección que le da su soledad: infructuosa porque no lo protege de esos impulsos que para él son naturales.
Y luego, la dulzura de la voz del forastero: un hombre que escucha la dulce voz de otro hombre.
Y por último, el broche de oro que abre y resignifica la historia: el título «Dos hombres y un destino»
Para mí, más claro, echarle agua.
Felicidades, Jesús.
Cariños,
Mariángeles
Buena historia. Cualquier cosa puede suceder.
Felicidades.
Estupendo relato, Jesús. La fragilidad y desconfianza del protagonista se deja entrever en los matices. El final abierto funciona muy bien aquí.
Un abrazo.