75. DOS NOCHES (J. L. Chaparro)
Fueron tan solo dos noches juntos, pero únicas, irrepetibles, inolvidables… Ella era de mi edad, tenía el pelo rubio y los ojos grises. A veces, fijaba su mirada en mí y, sin motivo aparente, comenzaba a llorar y ya no se detenía. Yo deseaba ofrecerle consuelo y aun sin comprender qué le ocurría, intentaba secar sus lágrimas, acariciar sus manos… pero las mías se estrellaban una vez y otra contra una barrera invisible, mientras ese llanto persistente seguía martilleando en mi cabeza. A pesar de la escasa distancia que nos separaba, jamás pude tocar su piel y tras aquellas dos agotadoras noches en vela, se la llevaron. Aquella mañana, el sonido de su llanto se fue desvaneciendo a medida que se alejaban por el pasillo, hasta que todo quedó en silencio. Entonces, algo me impulsó a llorar, quizá por su ausencia, aunque, tal vez, porque ya era la hora de la teta.
José Luis, bien contada tu historia, que no deja indiferente.
Suerte y saludos
Muchas gracias por tu lectura, Calamanda.
Un saludo.