95. El 13 de Mayo la virgen María…
No era una isla. No. El internado estaba rodeado de calles y plazas, de iglesias y capillas. Tan rodeado, que al amanecer, la cabeza de la niña estallaba con el tañido de cientos de campanas que parecían competir para despertarla. De mujeres si era. Mujeres que como ella recién abrían los ojos a la vida, y otras, que entre rezos y lamentos, los cerraban un día para ser veladas entre las gruesas paredes de ese convento construido con piedra, cal y canto.
Los obligados silencios y las estrictas rutinas no podían sino acrecentar sus sospechas y sus ocultos deseos. ¿Qué clase de dios era aquél que exigía sufrimiento? ¿Qué clase de mujer, su divina madre, que demandando avemarías miraba impávida el dolor de las castigadas? ¿No era ya su orfandad tremendo suplicio?
Allí seguía la escalera. No lo pensó. En un tris llegó a lo más alto. Al otro lado una angosta senda separaba el muro del río. Sonrió feliz. Un largo paso, un brinco y caería al río. Sus aguas la acercarían al hogar. Sus hermanos felices la abrazarían. Su padre, dichoso, la alzaría en sus brazos. Y brincó.
Buen relato María. En este caso isla y cárcel son sinónimos. Bien descrito ese mundo de pensamientos rebeldes, y tremenda la decisión de saltar al río que le permitirá encontrarse con sus seres queridos.
Excelente.
Un abrazo.
Una idea muy bien traída al asunto del mes: una isla que no es tal, sino un lugar aislado donde la vida no se vive, sino que se sufre, y rodeado de una realidad a la que el personaje quiere regresar. Sospecho que esa caída al río la llevará a la libertad, es cierto, pero también a cerrar los ojos entre esas paredes de piedra, cal y canto.
Repito: muy bien traído. Suerte.
Saludos.
Muchas gracias Rafa y Eduardo por sus generosos comentarios. Me sorprende vuestro optimismo… tal vez todos tenemos diferentes ríos en nuestra cabeza. Un abrazo.
Está interna en un convento tipo «clausura» solo para niñas sin madre?
Lo que sí me queda claro es que se suicida.
Una historia muy triste.
Un saludo y suerte
Gracias Rosy por leer esta historia. Prometo más luz en adelante!
Rosy, ¿de veras piensas que se suicida? Gracias por comentarlo. Habré de seguir practicando mi narrativa para ser más clara!
Pues sí Maria, este párrafo me sugiere, que salir de allí es imposible…. «entre rezos y lamentos, los cerraban un día para ser veladas entre las gruesas paredes de ese convento construido con piedra, cal y canto»
Y ese brinco final, como terminando la historia, sin vuelta atrás.
Ya sabes, tú lo lanzas al mundo y cada uno ve lo que quiere.
Aunque bien lo siento si no he sabido interpretarlo… anda y cuéntamelo, no me dejes con la intriga…jajaja
Un abrazo
Oh, no Rosy. Soy yo la que no he de haber sabido expresar que la niña era muy tierna y que su ingenuidad le ha hecho pensar que la ayudaría el río…! Abrazo de regreso. Encantada de haberte enganchado. ¡Amiga!
Excelente relato Maria, pintaste una vida de soledad y ansias de libertad. La cual tiene un precio mortal…
Muchas gracias. Qué generoso! Un abrazo!
Me ha encantado. El título no tienen mala idea ni nada… 🙂
¿Nunca llevaste flores a la virgen el 13 de mayo? Era una ceremonia larguísima, a la que se asistía en ayunas para poder comulgar… Primero el rosario, luego el desfile de las flores y luego la misa. Las misas eran en latín y el sacerdote las oficiaba de espaldas a los feligreses… Ya podrás imaginar esos treces de mayo! Gracias por contarme que te encantó. Un abrazo!
Muy buen relato María, tu estilo para contarlo me ha gustado mucho.
Un beso
Muchas gracias Concha. Un beso para ti también.
Me ha gustado tu relato, María, como planteas, desarrollas y concluyes. la idea. «Obligados silencios y estrictas rutinas» te ha quedado de lujo. Y si, uffff, estoy de acuerdo: hay que saltar por algún lado (jajaja).
Muchas gracias José Ignacio. Estoy de acuerdo, hay que saltar. No más que a veces resulta peor el remedio que la enfermedad… jaja! Un beso!
Un convento construido con piedra «cal y canto», y por lo tanto cerrado, muy cerrado al mundo, oscuro y triste, con una fe mal entendida, que precisa de tributos constantes y absurdos sacrificios que no van a ninguna parte, y de los que nadie tiene noticia, pues no salen de esas paredes.
Suponemos que en la mayor parte de los casos quien elige una vida así lo hace por una vocación o llamada, en cuyo caso, no estaríamos hablando del mismo suplicio, igual que una carrera de maratón es acogida con voluntario placer por el atleta, a pesar de la tortura que supone, pero no es el caso de tu relato.
Una estimable propuesta. Te deseo suerte y un saludo.
Muchas gracias Ángel. La suerte ya la tengo, de que te hayas tomado la molestia de comentar mi relato. Abrazo!
Tus descripciones son precisas y sugieren más que muestran la magnitud del sufrimiento, hasta ese salto final, hacia la libertad. El final trágico de esa niña, tan inocente que cree que el río la llevará de vuelta a casa, resulta el punto emotivo perfecto para el final. Felicidades.
Suerte y abrazos
Gracias Anna. Ojalá los ríos fueran todos mansos y dulces y nos llevaran al hogar… Un abrazo!
Entre todo lo que hay, estoy sintintiendo un poco más de predilección por aquellos que tocan el tema pero se las arreglar para salir de «la isla de mujeres». El tuyo es uno de ellos, muy interesante, la isla-carcel- convento. Mucha verdad en él, espero que verdad de otra ópoca.
Suerte
Yo también espero que, realmente, estemos ya en otra época… Gracias por tu comentario!
El relato es sobrecogedor. Lo has envuelto de un realismo duro. Llega,transmite y se te queda. Te vas de leerlo con el vívido recuerdo de la angustia de tu personaje. Mucha suerte 🙂
Muchas gracias Juan Antonio, por desearme suerte. Creo que ya la tengo, con tu comentario tan certero y amable.
Pues yo te voy a decir la verdad, voy a ser sincero, no me lo tengas en cuenta, es de los relatos que más me ha gustado del mes. Ojalá tengas suerte.
Muchas gracias Lorenzo. La verdad que la idea del concurso es buena, pero a mi lo que me interesa es contar y con tus palabras me doy cuenta que lo estoy logrando. Tus generosas palabras son mi mayor premio. ¡Un enorme abrazo!
Preciosa metáfora sobre las ansias de libertad. Me pudo la curiosidad María y he podido disfrutar tu magnífico relato. Un abrazo
Muchas gracias José. Qué bueno que lo disfrutaste. Recibe también un abrazo!
Creo que reflejas muy bien ese ambiente claustrofóbico que adivinamos en un internado/convento, con su día a día, entre rezos, sufrimiento y silencios. Lástima que salir de allí en la vida real no sea tan fácil como supone tu proganista al pretender conseguirlo saltando al río.
Suerte y saludos.
Claro, pero ella era sólo una niña, Rafa. Aunque, pienso que todo es mejor que la opresión doctrinaria y la falta de libertad, ¿no crees? Mil gracias por tu amabilidad de comentar! Abrazo.
María, me ha costado encontrarte, eso de no poner el nombre junto al relato y no poner el apellido junto al nombre, en este blog obliga a pescar. Tu relato me ha gustado mucho por lo que cuentas sin entrar en detalles, esa castración de vida que tratan de suplir con la oración y el sacrificio. Los internados de monjas, arcaísmo que aún existe. No se explica en el relato el motivo por el cual el padre y los hermanos la tienen interna, pero es igual, muchas veces los padres creen que es bueno para su educación (estoy pensando en esos internados de élite) intelectual y moral, pero olvidan, desconocen la parte de sentimientos y humanidad. En fin, se me ve el plumero. Además, en mi mente tu protagonista no muere, se libera. Felicidades.
Oh, te agradezco haberme buscado… muy amable. La idea de las 200 palabras, Javier, me parece genial. Da pie a que lo que no se dice explícitamente, lo imagine el lector. Que él termine la idea, le de cuerpo, le de su toque personal. Qué bueno que seas optimista y, al igual que Rafa y Eduardo, la niña consiga la libertad. Como les comenté a ellos, todos tenemos una idea de río en la cabeza, y empata con nuestros profundos deseos… máxime si sus aguas, como en mi relato, no se describen. Un abrazo y muchas gracias otra vez por leerme!
Un principio muy atractivo, donde en pocas líneas describes lugares, situación, personajes. Un nudo reflexivo y con sentimientos muy tristes y bien expresados, y un final que avanza rápido, con un ritmo que te arrastra y que produce sensaciones de libertad y alegría, pese a su fondo, Lo consiguen tus bellas palabras, lo bien que transmites.Felicidades y abrazo.
Antonia, abro la página y veo que me has hecho el favor de comentar mi relato. Muchas gracias por tus palabras. Estoy encantada aprendiendo de todos ustedes que, la verdad, son todos unos grandes maestros. Un gran abrazo!